El FC Barcelona más catalanista parece haber descubierto un nuevo campo de batalla contra el Estado: la condena a Leo Messi por fraude fiscal. Lo que no hizo por otros jugadores de su plantilla también sentenciados por idéntico motivo como Adriano o Mascherano sí lo ha hecho con su jugador estrella, entrando en una guerra mediática a través de las redes sociales defendiendo lo indefendible: Messi defraudó al fisco y sólo el pago voluntario de la correspondiente multa le libró de una sentencia más grave. Con la campaña «Todos somos Leo Messi» el club catalán parece querer generalizar el mal endémico que supone la corrupción. Curioso en todo caso que el abogado del Estado en el «caso Messi» arremetiera contra el jugador en contra incluso de la opinión de la fiscalía cuando la misma abogacía del Estado defendía en otros caso (el Noos) que el «Hacienda somos todos» en simplemente una expresión publicitaria no aplicable al derecho. De aquellos lodos nos vienen estos barros.

El «Todos somos Leo Messi» es, además, un mensaje equivocado. Si todos fuéramos Messi futbolísticamente hablando los «messis»tendrían un valor mínimo en el mercado dada su abundancia. Un equipo con diez «messis» podría marcar una barbaridad de goles, pero desde luego recibiría una barbaridad mucho más grande. Es decir, que entonces todos querríamos ser Sergio Ramos, Piqué o Godín y abriríamos un nuevo círculo que no nos llevaría a ninguna parte. Así, ni «Todos somos Leo Messi» ni siquiera «Todos queremos jugar como Leo Messi». Si me apuran, a todos nos gustaría ganar lo que gana Messi, aunque ello también relativizaría el valor del propio dinero. En fin, que bien está que Messi gane lo que gana por ser precisamente Messi. Pero que pague al fisco lo que le corresponda.