Bernabé Tierno fue un psicólogo y pedagogo, con más de sesenta libros escritos sobre autoayuda y psicología, que colaboró asiduamente en radio, prensa y televisión, y que fue galardonado con numerosos e importantes premios, figurando entre mis autores favoritos por su estilo literario ameno y personal, y por la excelencia de sus contenidos que me parecen inspirados por el propósito de obtener una lectura esperanzada y reconfortante.

Y es una constante en su obra la idea del optimismo vital como la fuerza y energía disponible en mente y corazón como adecuada respuesta a los problemas, preocupaciones e inquietudes. Tengo en mi retina su recuerdo cuando le conocí en Alicante, al venir amablemente desde Madrid a presentar mi libro titulado La Medicina Emocional, enfermo y en una silla de ruedas, pero alegre, inteligente y con admirable coraje y actitud.

Y es de todas sus obras la titulada Las cien lecciones del aprendiz de sabio quizá aquella que más me ha emocionado, y la que con mayor frecuencia vuelvo a leer y siempre me proporciona enseñanzas y serenidad.

Y al coger de nuevo mi querido libro, vuelvo a recordar a Bernabé, y al azar leo el capítulo titulado «Viaje a uno mismo», donde el autor nos propone ser un pasajero de la vida, y andar ligero de equipaje, en tránsito permanente y con un concreto destino que es la propia paz interior y la búsqueda de la felicidad de cada instante, viviendo cada día como si fuera el único de nuestra existencia, sin inquietarnos por pesares, desasosiegos, rencores y temores.

O como dice Mahatma Ghandi, vive como si fueras a morir mañana y aprende como si fueras a vivir siempre.

Que es lo que me parece hizo siempre mi admirado Bernabé, a quien tuve el privilegio de conocer, y con cuyo recuerdo y amistad me honro.