Hagamos un poco de historia. El 20 de octubre de 1982 Alicante sufrió una tromba de agua en la que cayeron unos 217 litros por metro cuadrado en un corto periodo de tiempo, lo que provocó una de las mayores inundaciones de la historia reciente de la ciudad.

Es día hubo dos fallecidos en el barrio de San Gabriel, así como multitud de daños a las viviendas de los vecinos de la zona. Fue una catástrofe que sigue perviviendo en la memoria colectiva de Alicante, junto con la de 1997 que se cobró otras cuatro víctimas. En ese 20 de octubre del ochenta y dos la denominada por los vecinos de Alicante «Fábrica de Aluminio», hoy Aludium, fue prácticamente destruida por el agua, no pudiendo volver a la producción hasta el 6 de noviembre de 1983. Si hoy en día se volviera a producir algo semejante probablemente la factoría no volvería a ponerse en marcha nunca, ya que en un mundo globalizado los clientes trasladarían sus pedidos a otros fabricantes, dejando la cartera de la planta a cero.

Desde entonces hasta ahora, la ciudad realizó el llamado «plan antirriadas» finalizado hace pocos años, y que más o menos protege a nuestros ciudadanos y a nuestras infraestructuras de las periódicas riadas que por «gota fría» se van produciendo en Alicante cada tantos años. Lamentablemente, en este plan no se contempló la sustitución del puente sobre el barranco de Aguamarga (sus ojos no tienen ni dos metros de altura), responsable final del embotellamiento del agua a la salida al mar, por otro de mayor altura.

Además de esto, los trabajadores de Aludium nos sentimos un tanto desamparados por la organización gubernamental que tiene que cuidar de que el barranco de Aguamarga esté en buen estado de conservación y sirva para evacuar el agua cuando se necesita. Hablo de la CHJ (Confederación Hidrográfica del Júcar), organismo dependiente del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente (gestionado por el PP), que lleva ya varios años dando largas a comprometerse a cuidar de este barranco de su responsabilidad, y últimamente utilizando la callada por respuesta a nuestras reivindicaciones, cuando hasta hace pocos años acometía su limpieza verano tras verano sin falta.

Como la CHJ ya no hace nada por nosotros, a los trabajadores no nos ha quedado más remedio que acudir al excelentísimo Ayuntamiento de Alicante, que pese a no andar boyantes de fondos, nos llevan solucionando la papeleta desde que la CHJ decidió pasar del tema.

Por lo tanto, a través de estas líneas quiero agradecer al mencionado Ayuntamiento de Alicante, y en particular a su concejal de Medio Ambiente y Limpieza Viaria, Víctor Domínguez, que nos esté dando solución a este problema en el que para mayor complejidad intervinieron los ecologistas de Alicante pidiendo y consiguiendo una cierta protección para la zona, cuestión que hay que respetar y así se está haciendo, pese a que nosotros no vemos tan claro que en un barranco tenga que primar la flora y la fauna en sus últimos metros antes que la seguridad de las personas que están trabajando justo a su lado y los que cruzan por el puente, que para eso está.