Efectos prácticos, el fallo del TSJ no tiene ninguno. Las cosas seguirán como hasta ahora con Alcoinnova y, como avisa Gomicia, no cambiarán en los próximos meses. Al ejecutivo de Francés (y a sus asociados de Compromís y Guanyar, unidos en este tema) le salva la máquina burocrática, que obliga a enmienda tras enmienda en planos y documentos, demorando casi sin fecha la ejecución del proyecto. Algún día llegará, pero no ahora. Otra cosa es la repercusión, el eco de la sentencia. El Ayuntamiento lleva perdidas dos de tres, quedando en la primera la salvación de la campana llamada Tribunal Supremo. Si a corto plazo el TSJ ratifica la validez legal de la aprobación de la ATE, al gobierno local le quedará alguna carta en la manga, pero no serán ases. Su posición quedaría completamente en fuera de juego y casi no le restaría más opción que plegarse a la posición de PP y Ciudadanos, salvo que opte por la de Paco Agulló, que abogaba por la insumisión legal.
