Algunos amigos me han insistido. Luis, toda la temporada hablando sobre el Hércules, y ahora que Europa nos multa con más de seis millones de euros, no vas a decir nada. ¡Venga hombre! Y aquí estoy, en el terreno más farragoso, en todo aquello que tiene que ver con el apartado institucional, y sus preocupantes últimos acontecimientos. Tras unos días en los que las aguas volvían a su cauce, bajas, idas y venidas, contratación de nuevo entrenador, en fin, programando el próximo ejercicio tras el gran disgusto colectivo por el naufragio en la última eliminatoria, por no ascender de nuevo, viene de repente, como suele presentarse el viento de levante, sin avisar, el gran temporal. Cuando disfrutábamos de unos días de calma chicha propia de los de estío, la tormenta perfecta hace acto de presencia, con toda su virulencia, de la mano de la Unión Europea con esta nueva carajera alrededor del Hércules. No tienen arreglo, con estos señores, dueños de la mayoría accionarial, ni subimos, ni pagan, ni dan la cara, nada de nada. Condenados a la frustración y al susto permanente. Este último aldabonazo crematístico puede llevarse por delante la institución deportiva más importante de la ciudad. Gracias y mil gracias Ortiz por tu empeño, al final te saldrás con la tuya, haciéndote arreglos por los tribunales para salvar tu pellejo, y dejando caer al abismo de la desaparición a la entidad que llevas manejando más de tres lustros.

La maraña societaria que hay alrededor del Hércules, con la Fundación y Aligestión, sociedad creada con el único fin de ser tenedora de las acciones de Ortiz y asociados, las responsabilidades personales se diluyen para dejar al club en pelota picada ante la reclamación millonaria puesta encima de la mesa. Aligestión, o sea Enrique Ortiz ya se negó hace unos años a saldar la deuda contraída con la extinta CAM y avalada por el IVF, de 18 millones de euros, declarándose en suspensión de pagos. Con argucias legales, Ortiz y su clan, han ido incumpliendo sus obligaciones, han ido retrasando lo inevitable, hasta conseguir, por el momento, eludir cualquier responsabilidad penal en el monumental lío en que han metido al Hércules. El montante concedido en su día, y hoy puesto en sospecha de competencia desleal con otros clubes y financiación indebida desde organismos públicos por las autoridades europeas, tenía un fin concreto, pagar la deuda a Hacienda contraída por el Hércules de Ortiz, pero ni eso se llegó a concretar, pues el Ministerio siguió reclamando el dinero que se le adeudaba. Dónde fueron a parar los dieciocho millones de euros, sólo Ortiz, sus contables y asociados lo saben.

Las palabras de Ilueca, a la sazón director del IVF, más que tranquilizar, resultan inquietantes para todo aquel que se sienta herculano de corazón. Proclamar que «el fútbol está garantizado en Alicante con el Hércules o el equipo que venga», no es muy esperanzador para la afición herculana que digamos. Ramírez que andaba callado y en silencio tras el fracaso deportivo, muy posiblemente haga mutis por el foro, y se vaya por donde vino. Su proyecto de viabilidad, presentado en su día al IVF y al Ayuntamiento alicantino, iba necesariamente ligado al ascenso. Pero con esta nueva situación, donde los 18 millones, se pueden convertir en 24 por obra y gracia de la sanción europea, no parece que el empresario vasco siga adelante con su plan inicial.

Hace algunos años en Alicante se puso de moda, como ataque político al partido popular entonces hegemónico, la creación de asociaciones o agrupaciones de ciudadanos, dirigidos casi siempre por militantes o cargos públicos de la oposición, que usaban el patronímico de «salvem» y a posteriori aquel asunto o razón de su reclamación social y/o política. Parece llegado el momento de que alguien con peso y con tirón, cree y haga proselitismo de «Salvem el Hércules», pues por lo que se otea en el horizonte, si toda la ayuda institucional viene de Tebas, presidente de la Liga profesional, que ya en su día intentó acabar con la entidad blanquiazul, el club alicantino puede que esté pasando por sus últimos días entre nosotros si algún valiente no lo remedia. Hemos perdido la CAM, se nos fue la Fábrica de Tabacos, y ahora está en almoneda el Hércules CF, demasiado para una ciudad en tan poco espacio de tiempo.