Ustedes saben que yo siempre votaba a Recortes Cero-Grupo Verde. Daba igual que las elecciones fueran europeas, autonómicas, generales, municipales o de escalera. Y lo hacía porque, igual que usted vota a quien vota, a mí me parecía gente competente, responsable, transparente y digna y que no se andaban por las ramas a la hora de defender lo que creen realmente interesante. Pues bien: voy a dejar de votarles. Y a pesar de que siempre es arriesgado especular sobre las motivaciones de los individuos a la hora de votar, en este caso y porque son las mías, voy a exponerlas tratando de convencerles.

En primer lugar me he cansado de que Recortes Cero anteponga los intereses generales a los particulares. La próxima vez votaré pensando en mi bolsillo, en mi saca, que es lo que realmente me interesa. ¡Nada de redistribuir la riqueza! Todo lo contrario. Votaré a un partido con suficiente pasado, si es oscuro mejor, bregado en lides contrarias y que pueda seguir amasando tajadas en B para sus campañas y sus «caprichitos» partidarios. Han logrado convencerme con lo mejor que podían haber encontrado: el miedo. Este es un país de miedosos arrodillados todavía ante los hijosdalgo herederos de aquellos otros que tanto bien hicieron a España otrora y bajo palio. Y yo soy un miedoso que trasmite lo mismo a sus hijos porque lo heredó de sus padres y además estoy embelesado con los poderosos. Me ponen.

No volveré a votar a Recortes Cero porque aplaudo y soporto a los corruptos. Estos sí saben joder a todo el mundo y nadie se mete con ellos; se tapan y se mandan mensajitos por msm cuando aquella que pintan calva lo requiere. Además me importa un bledo los recortes en sanidad y en educación y ni digamos en dependencia. Pienso como dijo aquella, mi amada, que no sé sí todavía es diputada o está en ese mundo al que se accede mediante puertas giratorias: ¡que se jodan! Recortes Cero lidera a los movimientos políticos y sociales que defienden a los más desfavorecidos, a los refugiados a los desahuciados, a los precarios, a los parados, a los jóvenes y a los mayores. Al 90% de la población. Y a mí como todos estos me resbalan optaré la próxima vez por un partido que genuflexione, mirando a Cuenca, ante los mandatos de la Troika, los poderes financieros y los poderes militares y económicos al USA, perdón al uso. Con el culo escocido, sí, pero con la sonrisa amplia tipo vaselina y el cazo puesto.

Me he dado cuenta de que todo vale, de que todo sirve, de que no hay rendimiento de cuentas para los corruptos, de que se premian sus acciones, de que se aplauden sus andanzas y se justifican sus mangoneos mientras se satisfacen a los partidos donde militan reconfortándoles con lluvias de votos, mientras se descartan, aunque no el todo, a movimientos como el que hasta ahora votaba.

Es más quiero ser a toda costa de los que tienen dinero para gastar en chorradas, esquiar, tocar la campana, hincarme una sobredosis de gomina en el pelo, comprarme un yate o una puta, yo qué sé, mientras permito que se cierren negocios, se maltraten a los autónomos o se realicen «ajustes de personal» gracias a una cabrona Ley Laboral hecha a medida de quien jamás ha trabajado. ¡No sé cómo se permite vivir a esa gentuza que todavía tiene préstamos hipotecarios a bajos intereses e hijos en edad de demandar con lo que cuesta levantar un banco privado con dinero público! ¡Qué sabrán los parados y sus estudiosos hijos demandando universidades públicas! ¡Se sienten ya, coño! volveré a votar a Recortes Cero por el tema de su defensa constitucional de las pensiones. ¡Mira que querer blindar las pensiones de nuestros jubilados! ¡Que los viejos gasten menos o que se hubieran esforzado en esta vida para ser banqueros, hijos de explotadores, padres de explotadores o los mismos explotadores! Ahora cobrarían sueldos astronómicos y podrían salir en la tele diciendo que se recorten más los sueldos, a los demás. Si es que el esfuerzo está infravalorado: dentro de nada cualquier jovencito de 65-70 años querrá jubilarse. Y eso que pasó una guerra. Y una postguerra. Al final van a querer tener hasta derechos. Si es que el artículo 135 de nuestra Constitución tiene toda la razón: primero los bancos, después ellos.

Y además, es lo que más me repudia, Recortes Cero-Grupo Verde (vaya usted a saber por qué se llaman así) está lleno de amigos, de luchadores, de profesionales, de gente normal, de artistas, de pintores, de actores, de rojos, de sindicalistas de verdad, de emigrantes y otros marginados y de jóvenes y adultos soñadores y utópicos. De gente que quiere hacer realidad su sueño cuando todo el mundo sabe que los sueños jamás se cumplen si uno no está afiliado o vota al partido adecuado.

¿Qué se habrán creído?