Quizás porque este año cumplo unos cuantos me he replanteado tantas cosas... y quizás por ello doy importancia a lo que en otras épocas no lo daba. A la belleza de las cosas, al aroma de los almendros del interior de mi tierra levantina y al mar que me baña cuando consigo llegar a eso llamado «playa» y que, estando tantas veces tan cerca, me queda tan lejos? Pero, sin atisbo de frivolidad, también quiero escribir de eso llamado «envoltorio», eso que hace que te mires al espejo y digas, «corcho» aquí sigo. Y no estamos mal, vamos sobreviviendo... Así que hoy quiero dedicar unas líneas a esos que nos hacen sentirnos bellas, a hombres y mujeres, ojo, porque todos tenemos, entre otros, derecho a sentirnos bien. Eso llamado estética, tan denostado por una profundidad intelectual rancia, no es mala cosa, no. Eso es una pieza más de lo que nos hace feliz. Desde el deporte (yo me mato casi todos los días en el gym, para más señas el Cosmopolitan,que son una familia encantadora de gente que me hace feliz muchos ratitos de mi existencia), a cada parte del organismo es digno de ser cuidado. Y no solo porque sea verano, sino porque es parte del estilo y de la vida de quien quiere ser feliz por dentro y por fuera. Está una harta de escuchar chorradas sobre eso llamado naturalidad. Me fascina leer revistas o escuchar entrevistas en la tele y que la famosa de turno diga, «con un par», que solo se pone cremitas, y lo diga con esa convicción que despliega barreras de absurdos imposibles de digerir nada más ver esa cara divina que parece que ha salido de un anuncio de Dior. Pues no, las cosas como son, más de una lo tenemos claro. Y no creo que por ello se nos caigan los anillos, menos aún, orgullosas. Creo que damos ejemplo de normalidad y que con ello sentamos precedentes para normalizar costumbres que muchos tenemos. Es decir, que cuando Juan Miguel Pérez Díaz te pone de vuelta y del revés y, tras unas cuantas sesiones de pinchacitos varios, te sientes la mismísima Amber Valleta, por decir algo, o Jennifer López, no pasa «na de na». Es genial que la medicina actual haya conseguido que, con esas manos privilegiadas, algo de química y una buena alimentación complementaria (colágenos en polvo y demás nutrición) tus años sean otros, por dentro ya eran, pero por fuera. Es decir, que te sientas joven dentro y fuera, contenido, mente (que ya lo era y lo será, como Peter Pan) y cuerpo, que se te va parando a lo Benjamin Button. Y por si eso no fuese poco luego hay profesionales de escándalo, guapas y buenas personas, como Cristina Berna, de Lahara que me ha contado cositas geniales para hacerme de todo y para todo, para que mis piernas sigan pareciendo las de cuando no cumplía tantos y pensaba que el mundo era lo que era? o mi querido Alejandro de Evonhé que solo le falta ponerle al pelo de las chicas una sesión de brillo de estrellas, porque bajármelas ya me las baja en su asiento mullidito con masaje incluido en su genial pelu. Y así puedo sumar, porque ahora que en un mes me voy a plantar en una fecha divertida de cumplir para una mujer, siento que acabo de empezar. Y no me he ido al Pride a bailar con Roser, Marta Sánchez y Chenoa lo más grande, de milagro, porque también mi Alicante me llamaba a gritos un poco de playa en el Life, un cafetito en Altea y una sesión de cultura en este Teatro Principal, o en el MARQ que me está «vikingizando» por momentos y por días, qué preciosidad. Feliz domingo, simple «the best».