Información

Información

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Crónicas precarias

Sí, hubo pucherazo

Por una vez, la teoría de la conspiración tiene razón: se produjo un pucherazo en las pasadas elecciones. Sin embargo, no sucedió como vosotros pensáis. Quienes por algún tipo de perversión seguís estos artículos desde hace tiempo conocéis mi anhelo por ser miembro de una mesa electoral. Me hace muchísima ilusión, pero no hay manera. Comicios tras comicios, los amos del mundo maquinan en mi contra y no soy elegida. El 26 de junio no fue una excepción. Así que, harta de ser una víctima del sistema decidí pasar a la acción directa. Mi idea era amañar las votaciones para que se repitieran exactamente los mismos resultados que en diciembre y nos viéramos arrastrados a una nueva fiesta de la democracia en la que quizás podría cumplir mi sueño. Sin embargo, algo salió mal y ahora estamos como estamos. De verdad, lo siento muchísimo.

No sé exactamente qué falló en el proceso, lo tenía todo calculado. ¿Cómo conseguí ejecutar el pucherazo? No puedo revelar muchos detalles ya que pondría en peligro a mi organización, únicamente diré que disponía de secuaces infiltrados en cada colegio electoral y, en teoría, ellos siguieron fielmente mis instrucciones. Tensión, intrigas, un grupo de ninjas? Mentiría si dijera que fue fácil, pero había que intentarlo.

Lo importante es que ya podéis dejar de quejaros sobre lo tontos que son los demás y lo mal que votan. No hace falta que compartáis más frases solemnes de Valle-Inclán acerca de la podredumbre moral de España. Tampoco es necesario que sigáis amenazándonos con abandonar este país de ignorantes y privarnos así de vuestro brillante intelecto. Todo el mundo votó como vosotros queríais que votaran. ¿En serio pensábais que ya nadie se acordaba de los escándalos de corrupción, los recortes y el paro?

Y, por favor, que ninguna formación de izquierda haga autocrítica. Lo hicieron todo bien, que no pierdan el tiempo preguntándose por qué no han conseguido ilusionar lo suficiente a los votantes. Simplemente hubo algún problema al cambiar las papeletas y la lie parda. Nuevo fracaso de Lucía Márquez, con el próximo me regalan una pizza. O quizás alguien me traicionó, eso lo explicaría todo.

En cualquier caso, quiero hacer una llamada a la calma. No os preocupéis, todavía tiene arreglo. De hecho, ya he elaborado un plan para solucionar este imprevisto: debo sabotear las negociaciones, lograr que no se llegue a ningún acuerdo y ale, terceras elecciones en otoño (y una nueva ocasión para alcanzar mi meta existencial de tachar en una lista los nombres y el DNI de mis vecinos). Esa vez prometo no manipular los resultados. ¿Que mi conspiración no triunfa y tenemos presidente en breve? Pues ya me encargaré de que la legislatura sea lo más corta posible. Y si eso tampoco lo consigo, tendré que empezar a forzar unos nuevos comicios autonómicos. Total, colegio electoral habrá igualmente. ¡Tiembla, Ximo, tiembla!

Sé que resulta muy desconsiderado por mi parte obligaros a votar cada seis meses, pero es que yo ya no sé dónde enviar las cajas llenas de mofetas o a quién sobornar con huevos de Fabergé. Así que, o llega la dichosa notificación anunciándome que soy vocal de mesa o aquí estamos repitiendo elecciones hasta que se congele el infierno. Vosotros veréis. A mí me da igual, tengo todo el tiempo del mundo.

Lo último en INF+

Compartir el artículo

stats