Ha habido un giro a la derecha del electorado. Parte de la clase media que aún no ha padecido la crisis ha buscado lo malo conocido antes que lo bueno por conocer. Algo así como el chiste de susto o muerte. Ha funcionado más el voto del miedo que el deseo de cambio. De todas formas para entender con cierto fundamento lo que ha pasado habrá que esperar al sondeo postelectoral del CIS (Centro de Investigaciones Sociológicas) que se conocerá a primeros de septiembre.

Han votado un millón doscientos mil españoles menos que en diciembre, eso es el 3,5% menos de los electores. No es mucha abstención para tratarse de una segunda vuelta. En votos, la derecha ha aumentado tres puntos y medio; el PP más de cuatro, mientras Ciudadanos pierde casi uno; la izquierda pierde dos puntos y medio, aunque el PSOE ha mejorado un 0,65. Los únicos partidos que aumentan en porcentaje de votos son el PP -que además es el único que aumenta en diputados-, el PSOE y los nacionalistas de Esquerra Republicana de Catalunya, el 0,2. Todos los demás bajan. (Una puntualización: los del gremio saben que para comparar resultados no sirve comparar cifras absolutas de votos, sino que hay que comparar porcentajes). En el caso de Unidos Podemos pierde casi un 3% con relación a diciembre; el pacto con IU que registraba una tendencia alcista no ha compensado la tendencia bajista que registraba Podemos. Excepto Compromís, que sube siete centésimas, todos los coaligados con Podemos registran bajadas.

El PP ha hecho la mejor campaña. La ha basado en el miedo, invitando a huir de radicalismos, inexperiencia e incertidumbres. La guinda la ha puesto el brexit. El voto práctico frente a darlo a Ciudadanos. No ha hablado de la gestión, ha huido del tema de la corrupción y para ello mejor evitar los debates «cara a cara», que ganó Sánchez en diciembre; mejor a cuatro que ya entonces lo perdió, según el CIS. En todo caso, y con la ayuda de los sondeos, dejaba siempre en el aire que la alternativa sería Unidos Podemos. Estos apoyaron indirectamente la campaña del miedo cuando se proclamaban alternativa al PP, al que iba a sobrepasar, también, y «tendiendo la mano» al PSOE para formar un gobierno liderado por Iglesias. Tras la coalición con IU intentó recuperar la imagen transversal, al electorado más de centro izquierda pasando del comunismo al socialismo chileno o la socialdemocracia. Pero manteniendo siempre la interlocución con el PP, como alternativa de gobierno, polarizando al electorado entre izquierda y derecha. La imagen desvalorizada y radical de su líder ha sido un lastre. La pinza buscaba centrifugar el voto hacia los extremos. Polarizar la campaña es una cosa, polarizar a los electores es otra; los electores se sitúan en el centro izquierda y «atemorizados» se han desplazado algo a la derecha, al PSOE, o a la abstención. Suficiente para que el PP supere un tercio de los votos.

El PSOE culpó a Iglesias de que Rajoy siguiera gobernando por votar en contra de Sánchez como candidato. El PSOE presentándose en campaña como el partido del cambio sigue siendo el ingrediente imprescindible para elegir presidente. Desde el momento que se ha comprometido a que no haya unas terceras elecciones, las opciones para la investidura se reducen. La primera opción es gobierno en «gran coalición» con el PP y tendría un coste político altísimo para los socialistas: me parece inviable. La segunda, «no es no, pero menos», apoyo parlamentario al PP o al PP-C's absteniéndose en la investidura pactando los grandes temas: reforma laboral, educación, sanidad, política exterior, reforma constitucional, etcétera, permite mantener abierta una posible moción de censura o el compromiso de la moción de confianza a mitad de la legislatura. La voluntad política del PP se verá en la elección de la Mesa del Congreso, que según decía el PP en diciembre debe recaer en el segundo partido más votado. Al PSOE le permitirá mantener a UP en la segunda fila y que empiecen a verse las grietas en la coalición y confluencias.

Si Rajoy, o el PP, no consiguen la investidura queda la opción de diciembre: PSOE- C's con el mismo pacto programático. Necesitaría la abstención o el apoyo del PP o de UP; pero ambos si no tocan Gobierno necesitan las elecciones como el que pedalea en bici. Iglesias seguirá tendiendo la mano, pero ni el voto ni la abstención.