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Joaquín Rábago

Todos contra Corbyn

Ahora resulta que el líder laborista británico, Jeremy Corbyn, tiene la culpa de todo. No el primer ministro conservador, David Cameron, por haber convocado irresponsablemente un referéndum por motivos estricta y egoístamente partidistas. No los dos demagogos del campo del brexit, el ambicioso exalcalde conservador de Londres Boris Johnson y el líder del nacionalista UKIP, Nigel Farage, que lograron finalmente su propósito a base de exageraciones, mentiras y medias verdades.

Tampoco los tabloides sensacionalistas, que en lugar de contrarrestar tantas falsedades, brindado a los lectores una información objetiva, se dedicaron a alimentar prejuicios y estereotipos muy arraigados en aquella isla sobre el continente. Ni todos los que fueron a votar en el referéndum y que, a juzgar por las preguntas que harían luego en Google, ignoraban en muchos casos qué era la UE, más allá del supuesto origen de todos sus males, y por supuesto qué consecuencias económicas tendría una eventual salida.

No, el culpable de todo parecer ser ahora Corbyn, a quien sus propios correligionarios acusan de no haber motivado suficientemente a los votantes laboristas para inclinar la balanza a favor de la permanencia del país en el club europeo. El izquierdismo pacifista de Corbyn no fue nunca aceptado por el ala conservadora del partido, todavía muy influyente y que prefiere recordar los reiterados éxitos electorales de Tony Blair que su protagonismo en la guerra de Irak.

El primero en rebelarse ahora contra Corbyn, al que han seguido otros, ha sido el portavoz para asuntos exteriores del gobierno laborista en la sombra, Hilary Benn, que fue ministro de Blair y que el pasado septiembre hizo un encendido discurso en la Cámara de los Comunes a favor de intervenir militarmente en Siria. Un discurso que, como dijeron algunos en su día, habría hecho removerse en su tumba a su más famoso padre, Tony Benn, un inveterado pacifista que renunció al título nobiliario que había heredado y a su puesto en la Cámara de los Lores para defender sus ideas en los Comunes.

La tibieza de la campaña de Corbyn en contra del brexit es el pretexto perfecto que han encontrado ahora los blairitas para intentar cargarse a un hombre que, pese a todas las maniobras que ésos hicieron para evitar su nombramiento, fue elegido mayoritariamente por las bases laboristas.

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