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Juan R. Gil

Expectativa de gobierno

La política tiene que ver menos con los números que con las expectativas. Por eso, aun quedando lejísimos de la mayoría absoluta, la victoria de ayer del PP parece un triunfo arrollador. Por eso, aun logrando el récord de anotarse por segunda vez el peor resultado de su historia, el registro cosechado por el PSOE supone su salvación y, por contra, el sumado por Podemos y sus socios, con ser el mismo del 20D, cuando todo era vino y rosas, anticipa ahora ruina. Por eso, la debacle de Ciudadanos no aparenta ser tanta si sus escaños son imprescindibles.

Antes que las encuestas, se equivocaron quienes se hartaron de decir que unas nuevas elecciones no cambiarían nada. Lo han trastocado todo. Quienes la noche del 20D se presentaban como ganadores le echan ahora la culpa al maestro armero y el bipartidismo, por muy dañado que esté, sale en esta ocasión reforzado: el PP sube y el PSOE resiste, son otros los que defraudan en términos de expectativas. Como anoche se repetía sin cesar, no hubo sorpasso, sino sorpresa. Y la dio Rajoy, que sale más sólido de lo que entró. Será muy difícil que no prospere un gobierno del PP, con la presencia o el apoyo de los de Rivera y del PNV. Es cierto que aún faltarían dos diputados, pero no parece haber margen para otra cosa. Ni siquiera para que Rivera reclame la cabeza de Rajoy: el PP ha subido en votos y en escaños y él ha bajado, así que le falta legitimidad para exigencias. Anoche, ya no las hizo. Eso, sin contar con lo que pueda hacer el PSOE, al que Jordi Sevilla ya le marcó el camino de la abstención en un escenario como el que finalmente se ha dado.

En la Comunidad Valenciana, la izquierda, pese a gobernar la Generalitat, tiene un problema: el PP no sólo sigue siendo el primer partido, sino que crece. El PSPV tiene la presidencia del Consell, la Alcaldía de Alicante, la de Elche... pero no es ni sombra de lo que era: sigue excavando el pozo sin que parezca encontrar fondo. Pero la unión de Compromís-Podemos, incluso con EU, no rinde tampoco los réditos que aventuraban. ¿Tiene que ver eso con el ejercicio diario que del poder están haciendo los bipartitos y cuatripartitos desperdigados? No habría que descartarlo. Ya sabemos que estas eran unas elecciones generales, que eran los Rajoy, Sánchez, Iglesias y Rivera los que jugaban. Pero el caso es que en Alicante el PP sube, Ciudadanos salva los muebles y el que baja es el bloque de izquierdas, donde los socialistas pierden un escaño. Puede que sólo sea un resultado, pero parece una expectativa.

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