Tanto las fechas como lo ajustado de los resultados del referéndum del Brexit (51.9% favorables y 48.9% contrarios) me han hecho recordar algún otro por el que no temblaron los cimientos de la Unión Europea. Total, de lo único que se trataba era de derechos de las mujeres; específica y exclusivamente de las mujeres. Me refiero al primer referéndum en la historia de Portugal desde la aprobación de su Constitución en 1976, celebrado un 28 de junio de hace 18 años.

El objeto de la consulta era la ley de despenalización de la interrupción voluntaria del embarazo dentro del plazo de las 10 primeras semanas de gestación. Propuesta por el Partido Comunista, la ley fue aprobada en el Parlamento por una mayoría de izquierdas, pero los líderes del Partido Socialista (António Guterres, que era entonces Primer Ministro) y del Partido Socialdemócrata (Marcelo Rebelo de Sousa, el actual Presidente de la República) acordaron someterla a referéndum. A la pregunta «¿Está de acuerdo con la despenalización de la interrupción voluntaria del embarazo, si se realiza, por opción de la mujer, en las primeras 10 semanas, en establecimiento de salud legalmente autorizado?», respondió sólo el 31,89% del electorado, del que el 50.91% se pronunció en contra y el 49.09% lo hizo a favor. Aunque según el artículo 115 de la Constitución portuguesa, el referéndum solo tiene carácter vinculante cuando el número de votantes sea superior a la mitad del electorado inscrito en el censo, la ley no entró en vigor. El referéndum volvió a celebrarse el 11 de febrero de 2007. A la misma pregunta respondió el 43.57% del electorado, aunque esta vez las mayorías cambiaron, pronunciándose a favor el 59.25% y en contra el 40.75%. A pesar de no ser vinculante, el socialista José Sócrates (entonces Primer Ministro) se había comprometido a respetar la decisión popular. El resultado se tradujo en la ratificación de la ley el 10 de abril de ese mismo año.

Recientemente, a iniciativa del «Bloco de Esquerda», el Parlamento portugués aprobó una ley que permite la denominada «gestación subrogada» o «vientres de alquiler» que ha sido vetada a comienzos de este mes por el Presidente de la República. Ignoro si se convocará en esta ocasión el referéndum, pero me suscita la misma pregunta que los anteriores celebrados sobre la interrupción voluntaria del embarazo: ¿por qué han de ser consultados los hombres? ¿acaso ellos pueden gestar? Obviamente, y de momento, la respuesta es no; es algo que exclusivamente nos afecta a nosotras. Ya es suficiente con que participen en la elaboración de las leyes como representantes políticos (y de ahí, precisamente, la importancia de la paridad), pero que se les consulte a todos me parece un despropósito.