La velocidad y el acierto de Croacia sorprendieron a una España saturada, sin lucidez en los momentos decisivos: un penalti desaprovechado por Sergio Ramos y una pifia de De Gea al dejar demasiado hueco en su palo en el gol definitivo de Perisic. Sin la chispa de los dos primeros partidos de Iniesta, España perdió primero el control y, cuando lo recuperó con la entrada de Bruno, acumuló un par de fallos individuales. A toro pasado, Croacia, refrescada su alineación con cinco futbolistas diferentes, estuvo más rápida y se aleja así del lado oscuro del cuadro, al que ahora se enfrenta España, con Italia como primera parada.

El gol tan temprano de Morata, tras una majestuosa combinación entre Silva y Cesc Fàbregas, podría hacer presagiar un paseo en barca para La Roja. Croacia, sin embargo, no iba a ser una víctima como lo fueron la República Checa y Turquía. La jerarquía de algunos de sus jugadores (Rakitic, Perisic y Kalinic) evitó la exaltación de los controles y los pases de Silva, Nolito y Cesc. La escuela croata siempre ha sido de las más avanzadas de Europa en feliz armonía entre la técnica y un físico privilegiados.

España empezó a dudar de sí misma cuando De Gea ensayó pelotazos a pesar de los reproches de Busquets, incrustrado entre los centrales para darle un salida a la pelota. Los croatas, al contrario que los anteriores rivales, presionaron a la defensa española cuando esta trataba de salir jugando. Eso creó inseguridad en De Gea, sobre todo después de errar en un despeje que le cayó a Rakitic, cuya vaselina pegó en el larguero. España sufría en los ataques balcánicos y al filo del descanso puso al equipo de Del Bosque en una situación incómoda: la finta desde la izquierda de Perisic, el centro, la leve prolongación de Rakitic y el remate de espuela de Kalinic, liberado frente a De Gea por un despiste de Ramos.

Del Bosque buscó el control de Bruno por un Nolito desorientado. España recuperó el equilibrio y la oportunidad para cerrar el partido tras el penalti de Srna a Silva. Al punto de penalti no fue el más experto sino el más atrevido: Sergio Ramos. Salió cruz. España siguió volcada sobre el borde del área croata. El disparo de Aduriz chocó contra la barrera y la contra croata resultó supersónica. Piqué dejó que corriera demasiado Perisic y este castigó con un tiro raso la mala ubicación de De Gea.