Desconozco si Fernando Sepulcre es un buen o un mal tipo. No sé si alguien le está haciendo la puñeta. No sé si puede justificar de una forma medianamente creíble sus intentos de pagar abultadas facturas de gasolina y el arreglo de su coche particular con fondos públicos, y tampoco si puede argumentar su pulsión por viajar con la Diputación. Lo que sí sé es que, si es honrado y legal -como se autodefinió el martes cuando anunció que dejaba Ciudadanos- no se ha comportado como tal. Una persona honrada y legal es consciente de lo que es suyo y lo que es prestado y actúa en consecuencia. Sepulcre, aunque quiera hacerse el tonto, sabe perfectamente que, mientras no haya listas abiertas, el cargo le puede pertenecer legalmente pero jamás moralmente, y que todo lo que no sea devolver las actas de diputado y de concejal es un robo a la ciudadanía que no lo hizo concejal por su cara bonita sino porque iba bajo las siglas de Ciudadanos. Parece mentira que esto haya que repetirlo una y otra vez, legislatura tras legislatura y tránsfuga tras tránsfuga.
Sepulcre tampoco resulta original en sus argumentos. Dice lo que todos: «He sufrido un linchamiento», «he sido víctima de tergiversaciones»... Pero lo más irritante es que intente tomar a los alicantinos por idiotas y afirme mirando a la cámara que no deja el acta y va a seguir en la Diputación por el bien de Alicante: «Siento la necesidad de poder continuar la misión para la que me comprometí con los alicantinos, sin guerras... como defensor de mi tierra». Qué buen actor se ha perdido la farándula.
Yo, de verdad, en vez de tanto cuento hubiera preferido que este señor admitiera que 65.000 euros anuales de sueldo más la asistencia a reuniones es mucha pasta; que lo de estar en las zonas vip de los saraos le pone; que viajar sin pagar un euro es un placer y que tener en tu mano el futuro de la Diputación, y puede que del Ayuntamiento de Alicante, da un subidón que no veas. Esto lo entendemos, pero por favor, que no repita más lo de que se queda por el bien de Alicante. Da demasiada vergüenza incluso para él.
