No perdía el Hércules desde el 14 de febrero y lo hizo el peor día imaginable por un detalle de genio del exblanquiazul Carlos Calvo, que ejecutó una falta condenatoria en la frontal del área que «Pichu» Atienza nunca debió cometer. El Hércules decepcionó, volvió a pecar de falta de dominio del partido (como le ha pasado en casi toda la promoción) y aún así gozó de cuatro aproximaciones muy claras sobre la meta de Cifuentes. Ese último cabezazo de Mainz a centro de Peña dejó a las claras que el Cádiz es vulnerable si el Hércules juega con profundidad y verticalidad. Pero el gran problema que debe solucionar Vicente Mir con urgencia está en la sala de máquinas, en el doble pivote. Mucho se le ha achacado al técnico valenciano que haya relegado casi al ostracismo al canario Yeray González, un mediocentro con tanta calidad como despistes que pueden costar caro. Nadie niega que es el pivote con más fluidez de la plantilla, pero ayer, lejos de reivindicarse, regaló un mano a mano a Despotovic con Chema que el balcánico definió con una torpeza manifiesta. Por eso llama la atención la falta que Atienza cometió sobre el delantero en el minuto 84, perfectamente evitable ya que la acción no entrañaba peligro. El 1-0 deja la eliminatoria encarrilada para el Cádiz, pero el cuadro de Álvaro Cervera no se come a nadie. Recurre casi siempre al juego directo e intenta hacer daño a balón parado. Poco más. Pero eso le ha llevado hasta la gran final y la autoestima de sus jugadores está por las nubes. Aún así, la última palabra la tiene el Rico Pérez. Todo lo que no sea superar los 20.000 espectadores el próximo domingo a las 21.00 horas será un fracaso. El premio es demasiado importante como para dejar pasar la oportunidad de dar aliento a unos futbolistas con capacidad más que sobrada para darle la vuelta a la eliminatoria. Javi Flores, Chechu, Mainz, Álex Muñoz, Nieto...el Hércules tiene más fútbol que el Cádiz y la misma urgencia por retornar al fútbol profesional. El 26-J, con la resaca de las Hogueras ya digerida, Alicante debe volcarse en busca de una remontada que entraría en la historia del club porque, como un servidor ha repetido en numerosas ocasiones, es mucho más importante salir del pozo de la Segunda B que ascender a Primera. Y el Hércules, como mínimo, es de plata.
