Información

Información

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

El indignado burgués

Mentir es gratis

A estas alturas del partido la diferencia entre la vieja y la nueva política es? ninguna. Para unos y para otros todo vale con tal de pisar parqué, subirse al coche oficial y cobrar de los Presupuestos y lo que hagas hasta llegar a ese ansiado Valhalla es mera contingencia, un trámite desagradable pero necesario. Como parece que le dijeron a la Reina Victoria antes de su trance matrimonial: «Querida mía, cierra los ojos y piensa en Inglaterra».

La metáfora perfecta de esa mentira es el viaje en el vehículo de protocolo de la portavoz de Podemos con el Secretario de Estado de Rajoy a la salida del Debate y no me extrañaría nada que Montero y Ayllón se hubieran ido de copas a brindar por el fin de los «pactistas», esos tontos del haba que creyeron que gobernar en coalición desde el consenso era posible y que poner negro sobre blanco acuerdos en un papel iba a resucitar la Transición. La política tiene extraños compañeros de cama, evidentemente y los electores españoles, unas tragaderas como el cráter del Vesubio.

A la hora de mentir tanto vale decir que vas a crear tropecientos mil puestos de trabajo, como que vas a hacer pagar impuestos a los ricos, salir del euro, dejar de pagar la deuda o conseguir que los pobres coman gamba roja. Es lo mismo: podrías prometer chalés con piscina para todos los españoles o vacaciones pagadas a las Bermudas o que España va a poner un hombre en Marte en 2.020. Se puede ser patriota en Cáceres e independentista en Cataluña; capitalista con los banqueros y anticapitalista con los obreros. El coste es cero, pero si me dan a elegir yo escojo la del pirata cojo con pata de palo, con parche en el ojo, con cara de malo.

Vale ponerse moños contra las corruptelas antes de llegar al Trono, que ya, cuando estés en él, podrás decirle cosas lindas a los que antes anatematizabas si por un casual te conviene o para no molestar. El más malvado de los malvados deja de serlo cuando se convierte en aliado y a los que de buena fe te votaron para que limpiaras el establo, les den, por crédulos y, fundamentalmente, porque no los necesitas hasta las próximas y de aquí a entonces ya tendrás munición para engañarles. Son tan bobos que ni se acordarán. Y si no, suspendemos las elecciones, que no sería la primera vez.

Si para conseguir que te voten hay que decir que eres socialdemócrata, pues se dice, qué diantres. Si total, los que saben de qué va la socialdemocracia son cuatro gatos, mientras que a los que les da grima el comunismo son legión. Es hermoso ver cómo los extremos se pelean por el voto del centro, pero, en fin, no hay nada nuevo: con estos ojitos he visto en el Canal Historia una entrevista a Hitler en la que se declaraba el más demócrata del universo mundo, y del mismo modo hay una magnífica a Chávez. Ambas grabadas antes de las elecciones en las que ganan, claro.

Después no hay vuelta atrás, ya no habrá más elecciones democráticas, ¿para qué pasar por un trámite tan aburrido? Iñaki Gabilondo entrevistó a Danton y a Robespierre antes de la Revolución Francesa y también eran demócratas de toda la vida sin ningún afán de aferrarse al poder y sin ningún deseo de protagonismo personal, igual que Lenin, o Mussolini, o Trujillo, o Pinochet. El único que dice lo que es y lo mantiene es Donald Trump y me tienta votarle, por lo menos él no engaña a nadie. Nos llevará al desastre, pero nadie podrá decir que no lo anunció. También te puedes fiar de dios, que hará sonar las trompetas del Apocalipsis antes de desencadenar el Fin del Mundo: moriremos igual por fuego o por agua, pero estaremos advertidos y la cosa cambia.

Al grito de «Enséñame la pasta» sus señorías se aprestan a prometer, a jurar por San Adolfo Suárez, santo patrón del Centro, que una vez que gobierne de nuevo Rajoy y que los socialdemócratas-comunistas-ácratas-indignados-antisistema-independentistas y en-mareas varias hayan pasado, ¿por la izquierda?, al partido de Iglesias, Don Pablo, todos seremos mejores y más benéficos. Pues, hala.

Hay un momento en la vida en que te das cuenta de que, gracias a los Hados, tu tiempo ha pasado y tu reino no es de este mundo. ¡Ay, Señor, llévame pronto!

Lo último en INF+

Compartir el artículo

stats