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Crónicas precarias

Ella en el fondo quería

Le estuvo calentando toda la noche y, claro, al final pasa lo que pasa. Haberlo pensado antes. Menuda irresponsable, bebió demasiado y en ese estado era muy fácil aprovecharse de ella. La culpa es suya, por no tener más cuidado. Seguro que al principio le parecía bien, pero después se arrepintió. Esa tía se acuesta con cualquiera, así que total, ¿qué importa uno más? Con la fama de suelta que tiene, normal que le ocurran estas cosas.

¿Tanto tiempo tonteando y ahora se hace la estrecha? Pues ella se lo ha buscado. Si guardan imágenes suyas comprometidas, normal que le chantajeen para tener sexo. Que no se hubiera dejado fotografiar, juegas con fuego y al final te quemas. Hace unos meses se liaron y ahora ella dice que no quiere nada más. ¿Antes sí y ahora no? El pobre chico tenía ya unas expectativas creadas, vaya zorra. Tampoco fue para tanto, la que ha montado por unos tocamientos. Menuda histérica. Uf, ¿pero cómo van a querer violarla con lo fea que es?

¿Qué llevaba puesto? Eso le pasa por ir con minifalda. Mira que se lo dije, si es que va provocando. Ese escote es de guarra. Con lo buena que está, normal que los tíos pierdan un poco la cabeza. Como preguntó una jueza, «¿Cerró bien las piernas?», porque a lo mejor tampoco se resistió tanto. A lo mejor simplemente se estaba haciendo la interesante. Ya saben, su boca decía no, pero sus ojos exclamaban sí. ¿Era prostituta? Entonces qué más da, si ya estará acostumbrada a tener sexo con desconocidos. Además, quien paga manda, pueden hacer con su cuerpo lo que quieran cuando quieran. ¿Le amenazaron, le coaccionaron de alguna manera? Pues que hubiera ido antes a la Policía, ahora no vale llorar. Menuda calientabraguetas, el chico no iba a quedarse a medias. Ya se sabe, los hombres son así, se le fue de las manos la situación.

Está fingiendo para sacarle dinero. Únicamente quiere fama. O quizás es una venganza personal por algún enfrentamiento del pasado. ¿Estaba inconsciente? Pues mala suerte, haber sido más cautelosa al elegir las compañías. Y oye, por lo menos no se enteró de nada. ¡A lo mejor hasta le hubiera gustado!

Pueden elegir su excusa favorita. Tenemos tan interiorizado que una violación es un desconocido con navaja que acorrala a una chica en un portal que, ante cualquier otro tipo de agresión sexual, ella se lo inventa o exagera. Para que podamos dormir tranquilos, los auténticos abusos tienen que ser perpetrados por monstruos marginales y las víctimas han de ceñirse al papel de mujeres imprudentes y desprotegidas. El resto son acusaciones falsas, malentendidos, chiquilladas, provocaciones del sibilino sexo débil, locuras de una noche o el resultado de un exceso etílico.

Volviendo a la chica del portal, ni siquiera ella se libra de la duda. Ya le advirtieron de que esa calle era peligrosa y de que volver sola a casa, parece que casi lo estaba buscando. ¿Por qué no gritó? Y si lo hizo, ¿por qué no más fuerte? ¿Por qué no se defendió más? ¿Por qué tardó tanto en contarlo? ¿No lo ha denunciado? Eso es que está mintiendo seguro. ¿Lo ha denunciado? Solamente lo hace para llamar la atención. Ella en el fondo quería.

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