Ryan Gosling y Russell Crowe estrenan una película titulada Dos buenos tipos que es una comedia de género negro y de acción, ambientada en Los Ángeles, que narra una intriga policial situada en la década de los setenta en la que un matón a sueldo y un detective que resultan dos personajes muy diferentes investigan el misterioso caso de la desaparición de una muchacha, y leo que se trata de un ameno y divertido filme, con buenos diálogos y dos grandes actores dispuestos a una buena interpretación y a pasarlo bien buscando la risa para el espectador y también para ellos.

Y me cuentan que ambos protagonistas se divirtieron mucho en el rodaje de la película, y es cierto que se les ve relajados, distendidos y cómodos, y que el realizador intenta una dirección hábil y un buen ritmo narrativo, lo cual resulta agradable pues la distracción y el entretenimiento nos alegran y hacen olvidar las preocupaciones y el aburrimiento, reduciendo la tensión y la ansiedad, y procurando satisfacción.

E imagino a Russell Crowe y Ryan Gosling como dos tipos con un elevado sentido del humor que es una gran cualidad en una persona pues ayuda a interaccionar fácilmente con los demás y a enfrentar las situaciones difíciles, permitiéndonos enfocar la vida con una buena disposición, y reírnos cada día más, incluso de nosotros mismos, disfrutando de las cosas pequeñas y cotidianas, y sonreír mucho y mantener una alegre y optimista actitud.

Pero a pesar de lo que he leído sobre ella, la película me cansa y aburre y, por fin, termina la proyección y observo a muchos espectadores abandonando la sala con expresión resignada y los imagino comentando el filme y recordando solo escasas escenas de esta pretendida película de suspense con supuestos toques de humor entre la comedia, el cine de acción y el thriller pero en realidad con muy pocos momentos y risas aunque, eso sí, con dos grandes actores que me parecen desde siempre dos buenos tipos también.