Los ingleses presumen, desde que Jane Austen publicara su Sentido y Sensibilidad, de no tomar una decisión de importancia sin aplicar estas dos palabras. Es una buena fórmula, que echo en falta en la última decisión de la Conselleria de Educación sobre los profesores que dan clase a los niños hospitalizados. Se les exige el certificado B-1 en Inglés. Admito que si me enfrentara a una larga hospitalización de mi hija lo que menos me preocuparía serían sus deberes. Me quitaría el sueño su salud, y teniendo en cuenta que pocos docentes tienen el B-1 en los colegios, no creo que lo echase en falta. Sí me gustaría que fuera una persona con unas especiales cualidades para poder acompañarle con sentido común en un momento duro y difícil de nuestras vidas. Para tratar con un niño enfermo en un hospital no todo el mundo vale, por mucho diploma B-1 que se tenga.