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Jesús Javier Prado

La selección, en campaña

Por si eran pocas las excusas que necesitábamos para huir -hasta el infinito y más allá- de una campaña electoral tan repetitiva que parece que estamos ante la versión española de «Atrapado en el tiempo» (solo que sin Bill Murray como cabeza de cartel de ningún partido, una pena) se nos viene que ni al pelo la Eurocopa de Francia sobre nuestras pobres cabezas -aturdidas ya con tanta promesa imposible, tanto vídeo intragable, tanta sonrisa forzada, tanta pose en programitas absurdos: a los candidatos creo que sólo les falta salir en «La Isla de los Famosos», demacrados, con taparrabos y haciendo pucheros frente a la audiencia: no desesperen...-

Y llega el torneo con una Europa más desnortada que nunca: Francia tomada por la amenaza terrorista y llena de huelgas y manifestantes, la posibilidad del «Brexit» inglés a la vuelta de la esquina, el drama de los refugiados sin saber cómo resolverlo. Y nuestra selección, a tono con la incertidumbre del país que representa, qué menos: aún no sabemos qué guardameta estará en la portería, ni con qué delanteros jugaremos, ni si lo haremos al contraataque, al tiqui-taca, o lanzando el balón a la olla, ni si Del Bosque continuará. Mitad casta, mitad novatos (De Gea, Morata, Nolito, Bartra, Lucas Vázquez...) el funcionamiento del equipo dependerá en gran parte de si Iniesta, Silva y Koke son capaces de conformar una coalición en el centro de campo, reformista y socialdemócrata a la vez, que aglutine voluntades dispersas y que tenga la clarividencia necesaria para virar a derecha e izquierda o apoyar a los de arriba o a los de abajo, en función de las circunstancias, ante un panorama lleno de incertidumbre. Pasada la época en que nos sabíamos la alineación de memoria, y tras el absoluto desastre del pasado Mundial (donde sólo Xavi, Xabi Alonso y Villa fueron señalados como culpables y pagaron por ello, mientras que el entrenador ni siquiera se dio por aludido), no sabemos qué futuro nos espera. ¿Habrán pactado bajo cuerda Del Bosque y Casillas? ¿Confluirán los laterales? ¿Vestiremos de calzón morado, o será azulón anaranjado?

Nos ha tocado, además, un grupo difícil, con los checos, los turcos y los croatas ávidos de hacer algo importante, y mejor si es ante los actuales campeones. En torneos cortos como éste cuentan las sensaciones de juego iniciales, que el entrenador acierte con la tecla de la alineación, que el bloque funcione, que los jugadores estén enchufados. ¿Tiene eso la actual selección? Tal vez sí o tal vez no, ese es el problema: aún no sabemos a qué carta quedarnos, y tan factible es que la pifiemos a lo grande nuevamente en la primera ronda, como que avancemos hacia la final a trompicones. A ver si a partir del lunes tenemos alguna pista más. Y de arcoíris, yo creo que el calzón tiene que ser del color del arcoíris.

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