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Antonio Sempere

En pocas palabras

Antonio Sempere

Gente

Si quieren ver gente, lo que se dice gente en abundancia, acudan a las próximas mascletàs de Luceros. Eso sí es una concentración en toda regla y lo demás son cuentos. Cómo se ponen los cuatro puntos cardinales de la plaza. Me gusta girar rotativamente por todos ellos, una jornada en las escaleras del instituto Jorge Juan, abarrotadas; otra, en ese El Corte Inglés que los mayores de sesenta siguen llamando Galerías; otra en a los pies de las escaleras de Renfe, y una cuarta frente al Mercado Central. Y ver después el trasiego. Lo que ocurre una vez finaliza el disparo. El trasiego de gente que recorre todas las calles secundarias. Son verdaderos ríos, allá por donde vayas. Poeta Quintana y Pérez Galdós, O'Donnell y General Lacy, las calles del Teatro y Pascual Pérez.

Eso sí es gente. Y la cosa va a más. La concentración del sábado 4 de junio, extemporánea a las propias fiestas, por tratarse de la primera ocasión en la que se celebran mascletàs diurnas fuera del calendario festero, fue apoteósica. Lo que demuestra que si los disparos se lanzaran desde el día 1 de junio (pobres vecinos) la parroquia estaría garantizada. Lo ocurrido el domingo 5 tuvo su parte de magia. El disparo no pudo ser más pobretón, pero tuvo mérito que las normalmente desiertas avenidas principales, ese decorado vacío que son las calles del centro en cualquier matinal festivo, se viesen invadidas, en poco más de una hora, por semejante multitud. El contraste tuvo su aquel.

Les contaré algo personal. No es que estemos locos, pero nos adiestraron a contar gente. Gente en desfiles. Gente que pasa en formación. Mis primeros pinitos los hice allá por los primeros ochenta, cuando a mi tío Vicente García López, villenero y eldense al mismo tiempo, la Junta Central de su localidad natal le encargaba la tarea de contar a los festeros que participaban en la Entrada. Comparsa a comparsa y escuadra a escuadra. Él cumplimentaba el estadillo con esmero. Y al final la cifra total sumaba varios miles de participantes.

En la actualidad las fiestas han crecido. Y de qué manera. El fin de semana pasado desfilaron por las calles de Elda más de 6.000 festeros. Quien quiera saber qué espacio ocupan 6.000 personas bajando a ritmo más bien rápido, y sin huecos, que acudan a la calle Juan Carlos I. El próximo lunes 5 de septiembre, entre semana, en Villena desfilarán algo más del doble.

De ahí que cuando me sitúo a contar manifestantes en la Rambla, a la altura del Portal de Elche, y después escucho las cifras oficiales, sonría para mis adentros. El pasado 1º de mayo dijeron, oficialmente, que había 8.000 personas. Pocos días después, en la concentración a favor de la escuela concertada, hablaron de cifras mayores. Y es verdad que las citas estuvieron muy concurridas.

Pero para hablar de miles de personas de verdad, de cortejos o aglomeraciones reales por estas tierras, contadas de la primera a la última y sin redondeos al alza, que vayan a Elda y Villena y sabrán lo que vale un peine. Eso sí son concentraciones de 5.000 o 10.000 personas. O que se acercan a las mascletàs que vienen. Ahí sí hay gente.

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