¿Y si hay que votar por tercera vez?, ¿por qué no?, siempre hay una primera vez. ¿Que las direcciones de los partidos políticos no pueden pactar la formación de un nuevo Gobierno? No solo depende de ellos, depende del resultado de las elecciones. Los pactos dependen de cuatro partidos o coaliciones y según todas las encuestas (¿fotos fijas de un momento?) nadie se acerca, ni por mucho, a una mayoría capaz de formar un gobierno estable ni inestable.

Cuando la ciudadanía se dirige a los colegios electorales a depositar su voto su deseo es que su preferencia política gane las elecciones sabiendo por otra parte que no será así.

En las tertulias se comenta que los partidos deberían explicar con quién van a pactar. Nadie dirá con quién se propone llegar a acuerdos. Primero, lo importante, es saber cómo se ha votado. Según las encuestas (¿informan o crean opinión?), dan pistas de las posibles pactos. Los electores tienen la suficiente información, confusa, contradictoria, es necesario que la ciudadanía renuncie a ser pasiva. No vale después quejarse, en un Estado de Derecho y constitucional, no vale la indiferencia, «paso de la política», sí, pero la política no pasa de nadie ni de nada. Si se recoge la basura, si hay calefacción en los colegios, si en el ambulatorio hay personal, depende de la política. En una dictadura es distinto pero en España disfrutamos de democracia, que se puede mejorar, pero después de cuarenta años de régimen franquista, hemos progresado mucho. En los últimos 40 años España ha progresado de manera significativa, extraordinaria.

¿Y si hay que votar por tercera vez? Tampoco es el «fin del mundo». Pero si se puede impedir beneficia a la convivencia social, a la economía, a las relaciones internacionales. Bruselas espera que haya gobierno para leer la cartilla a España. Rajoy les ha intentado engañar, sabiendo que estaba engañando. Y ahora, con el asunto de Cañete, la Unión Europea no se lo puede creer. ¿Marca España?, por el suelo.