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Las carreras no son un juego

El riesgo y la muerte es algo intrínseco en el motociclismo y por muchas medidas de seguridad que se tomen seguiremos llorando la muerte de pilotos. Es duro y cruel este deporte que nos apasiona. De los más peligrosos que existen: te pones a más de 300 kilómetros por hora sobre dos ruedas, y si algo falla, la única protección que tienes es tu propio cuerpo. La moto ha tenido siempre un riesgo asociado y no hay que olvidar que se trata de un deporte peligroso que debemos respetar y valorar como se merece. Casi siempre que acontece una tragedia en un circuito se dan una serie de circunstancias adversas que propician la misma. Sin embargo, en el fatal accidente de Luis Salom en Montmeló existen muchos interrogantes, sobre todo en materia de seguridad. Muchas preguntas sin respuesta en una curva que es un rápido viraje en el que las Moto2 entran en tercera con una velocidad de paso por curva superior a 150 km/h. Alguien debería explicar el porqué la escapatoria de la misma está asfaltada y no con grava como es normal en casi todos los circuitos. Otro interrogante es, para que sirve la comisión de seguridad formada por los expilotos Franco Uncini y Loris Capirossi? Cual es su cometido y hasta donde llega su responsabilidad?. Igualmente alguien debería de dar razones de porqué el trazado de esta curva era distinto para la Fórmula 1 que para las motos; y porqué se modificó después del accidente haciéndolo igual que para los coches. No se pudo haber hecho antes? ya que si se cambió por peligroso alguien actuó negligentemente por no prevenir el riesgo.

Las carreras de motos no son un juego. De hecho, en el motociclismo el riesgo no puede ser eliminado y todos tenemos asumido que es uno de los ingredientes que incrementa el encanto de este deporte. Hay que reconocer que en los últimos años se ha trabajado mucho en mejorar la seguridad, pero nunca es suficiente. Eliminar por completo los peligros en la competición motociclista es una utopía. Ahora bien, el compromiso de mejorar la seguridad debe ser permanente y total por parte de todos. El trágico accidente que le ha costado la vida a Luis Salom nos recuerda el peligro al que están expuestos los pilotos de competición.

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