Me da mucha rabia porque me va a cabrear más de lo que ya estoy, pero sé que no me voy a resistir a ver el programa de Évole hoy, en el que, como ya ocurriera en la precampaña anterior, se (la) miden Pablo Iglesias y Albert Rivera. Estoy segura que este programa, junto con el archianunciado único debate a cuatro entre los candidatos a la Presidencia del Gobierno que Antena 3 ha programado para el 13 de junio, son los que concitarán mayor interés, tanto por parte del público como de otros medios de comunicación, que analizarán hasta el hastío cualquier aspecto. Será residual la opinión que ponga de manifiesto lo más evidente: todo son hombres.

Quizá por ello, como una mal entendida «medida compensatoria», la citada cadena televisiva ha resuelto arrancar la campaña electoral este próximo jueves, 9 de junio, con un debate entre cuatro mujeres. Así lo publicitan: «mujeres». Ni candidatas, ni políticas, ni leches. Cuatro mujeres, que serán «teloneras» de los cuatro candidatos a la Moncloa. Deslegitimación sobre deslegitimación. Mal por la cadena al programarlo y mal por los partidos al aceptarlo en esos términos.

Lo lógico es que si hay un debate a cuatro de los cabezas de lista por Madrid, haya un debate a cuatro de quienes ocupan el par de las candidaturas, es decir, el número dos. Y resulta que PSOE y la coalición «Unidos Podemos» sí han propuesto a Margarita Robles y a Carolina Bescansa (las nº 2 de sus candidaturas), respectivamente. Pero al PP y a Ciudadanos «les suda la polla» todo lo que tenga que ver con nosotras, así que no han propuesto a sus nº 2 (Soraya Saenz de Santamaría y Francisco de la Torre, respectivamente), no. Como es un debate de «mujeres», el PP y Ciudadanos proponen a Andrea Levy y a Inés Arrimadas, respectivamente; ambas diputadas del Parlament de Catalunya y que no son candidatas a estas elecciones generales. Eso, como mínimo, es falta de respeto hacia nosotras.

Ambos debates serán moderados por el mismo periodista ¿lo hará en términos similares? ¿versarán los debates sobre las mismas materias? A hombres y mujeres nos preocupan las mismas cuestiones que se consideran importantes: la corrupción, el paro, el modelo productivo, nuestros derechos, la educación, la sanidad, la justicia, el funcionamiento democrático de las instituciones, las políticas europeas, etc. El problema es que ellos, los candidatos, no suelen abordar más que aspectos parciales de estas cuestiones bajo la apariencia de hacerlo de manera general. El problema es que se exige a las candidatas (a las «mujeres») que hablen de cómo afecta todo esto a las mujeres como si fuera algo accesorio y no una perspectiva sin la cual nos desprecian a la mitad de la población.