Es una buena noticia. Acabo de enterarme de que se va a presentar una propuesta en el próximo pleno municipal para intentar erradicar de Benidorm el denominado «turismo de borrachera». Un verdadero escándalo. De hecho he escuchado a más de uno de nuestros fieles visitantes sentirse decepcionados -y asustados- al contemplar el denigrante espectáculo que proporcionan algunos de esos jóvenes, principalmente, que vienen con la idea preconcebida de emborracharse desde el primero al último día de su estancia. Claro que se pueden celebrar despedidas de soltero (bachelor party) y otras fiestas juveniles, pero con un límite: el de no molestar a los demás. Y menos, en primera línea de playa?

Fue en tiempo del alcalde Catalán Chana cuando se acuñó una frase, en mi opinión desafortunada, que a modo de eslogan se ha ido divulgando año tras año y que de alguna forma representa el precedente de un problema que hay que solventar cuanto antes. Con el anterior regidor municipal, Agustín Navarro, comenté el tema y automática y responsablemente dejó de utilizarla. Nunca más la escuché salir de sus labios. Espero que con esta moción se entierre de una vez en el baúl de los (malos) recuerdos? Me estoy refiriendo, como seguramente muchos lectores habrán adivinado, a la tan manida expresión con la que nunca estuve de acuerdo: «El peor turista es el que no viene». Pues no, señor. Cometeríamos un craso error si emulásemos a esos otros destinos de sol y playa que con tal de hacer caja -pan para hoy y hambre para mañana- promocionan la venida a la costa de indeseables que tanto daño están haciendo a la «marca España».

Lo que debemos procurar es atraer a Benidorm, sobre todo, un turismo a poder ser de clase media y de todas las edades. Pero eso sí, en cualquier caso, educado. Que se divierta y disfrute de lo muchísimo que podemos ofrecerle: más que en ningún otro lugar del Mediterráneo. Pero guardando las formas, sabiendo estar. Esta ciudad se lo merece. Además de que, al final y sin ningún género de dudas, señores empresarios de hostelería, resultará más rentable para todos. Y no podemos permitir en modo alguno que se tire por la borda una de nuestras señas de identidad, una de las grandezas que nos diferencia y que consiste en que aquí puedan convivir, sin molestarse, gentes de diferentes edades y distintas clases sociales.

Me tranquiliza y satisface que en ello esté luchando con tesón, hace ya tiempo, la FVB; y que sea ahora la clase política quien tome cartas en el asunto. Estoy convencido de que esa anunciada moción será aprobada sin mucha discusión por todos los grupos políticos. Porque representará un paso positivo más en el imparable camino de Benidorm hacia el liderazgo europeo en el segmento turístico del que ya es uno de sus mayores referentes.