El próximo 23 de junio los británicos tienen una cita con las urnas. Esta convocatoria decidirá si el Reino Unido permanece en el seno de la Unión Europea, a la que pertenece desde 1973. Este referéndum nace de las promesas electorales que el premier David Cameron hizo en campaña, ante su propia convicción y el intento de frenar el avance de otros partidos euroescépticos (fundamentalmente la UKIP).

El premier británico anunció en la misma comparecencia que hizo pública la fecha de la convocatoria que él apoyará el «NO». En contra también se ha situado, aunque sea de manera simbólica, el presidente de EE UU, Barack Obama. El «SÍ» cuenta con el apoyo de cinco miembros del ejecutivo de Cameron, a los que se les ha unido el hasta ahora alcalde de Londres, el siempre polémico y mediático Boris Johnson, que milita en las mismas filas que Cameron.

¿Qué consecuencias tendrá el «brexit»? En este caso el Reino Unido no abandonaría el euro, ya sabemos que los británicos siguen pagando con libras esterlinas, pero las consecuencias económicas serían igualmente graves. Y aquí es donde Benidorm entra en escena. El Reino Unido es el principal emisor de turistas para Benidorm. Los británicos seguirían cambiando sus libras por nuestros euros para poder efectuar pagos en efectivo, pero los expertos auguran que la economía británica sufriría un retroceso que podría alcanzar entre un 6% y un 9% del PIB nacional, casi tanto como la crisis del 2008, y por lo tanto la llegada de turistas se vería irremediablemente mermada.

Estamos en un momento especialmente sensible a consecuencia de la inestabilidad política de la zona y la inseguridad tanto para los viajeros como para los nacionales (Egipto, Siria, Libia, etc.), hace que los turistas británicos busquen destinos más seguros, como Benidorm, y esa oportunidad no podemos perderla por estrategias políticas nefastas.

Más consecuencias: un informe elaborado por el gobierno Cameron afirma que tras la secesión del Reino Unido de la Unión Europea los residentes británicos en cualquiera de los otros países del «club de los 27» (se calcula que entre 381.000 y 761.000 lo hacen en España, de los cuales cerca de 3.500 están empadronados en Benidorm y muchísimos más los que tienen una segunda residencia en nuestra ciudad y pasan largas temporadas cada año) dejarían de percibir sus pensiones, y perderían su derecho de residencia y de trabajo, con lo que su situación económica quedaría gravemente afectada y no tendrían más remedio que volver a su país de origen, afectando así a negocios cuyos principales clientes son británicos. Además, los «expatriados» también perderían el acceso a servicios sociales y servicios públicos, una medida que también afectaría a los miembros de la Unión Europea residentes en territorio británico, una decisión claramente discriminatoria.

Si el Reino Unido al abandonar la Unión Europea dejara de pertenecer al Espacio Schengen, supondría un verdadero engorro para los pasajeros, que deberían pasar por las aduanas del Aeropuerto de Alicante-Elche, tanto al bajar del avión como al embarcar y declarar los bienes que portaran encima.

Con todos estos argumentos tengo la certidumbre de hay que introducir el «brexit» en nuestra agenda política, en la de Benidorm, ya que aunque se trata de una decisión soberana que se toma a 1.500 km de aquí, sus consecuencias para nuestra ciudad y nuestros vecinos pueden ser nefastas.

Me gustaría ver a los representantes políticos de nuestra ciudad, y a los de las asociaciones empresariales de Benidorm, que tantas veces opinan de política, hacer campaña para que el Reino Unido siga perteneciendo a la Unión Europea. No olvidemos que la Unión Europea nació como un proyecto integrador, en el que las diversidades fueran amortiguadas para destacar aquello que nos unía.