El padre
Teatro Principal de Alicante
De Florian Zeller.
Reparto: Héctor Alterio y otros. Dirección: José Carlos Plaza.
Es una lástima que el coliseo alicantino no se haya llenado para ver una obra magistral con un actor que merece las mayores ovaciones por su dilatadísima trayectoria y por el papel que realiza en la exitosa El padre, farsa trágica o tragicomedia del francés Florian Zeller. Los aplausos y elogios, efectivamente, se prolongaron durante varios minutos. Si no llega a caer el telón se hubiesen prolongado aún más. Y muy justificadamente. Toda una lección teatral y una pieza que nadie se debería perder. Como apunta el veterano director José Carlos Plaza en el programa de mano: «Una de las obras más divertidas, apasionantes y profundas del teatro contemporáneo». Pero hay más en este conjunto de cuadros teatrales que tocan el dramático tema de la pérdida de memoria y de la realidad. La confusión del viejo padre le lleva a experimentar situaciones que solo existen en su imaginación. Los privilegiados espectadores asisten a ellas con absoluto interés, intriga, emotividad y cierto regocijo. No porque se ridiculice la entrañable figura del personaje central protagonizado por el gran Héctor Alterio, quien se deja invadir por el papel y compone un perfecto vínculo en plena sintonía con la escasa concurrencia. Esa mente confusa provoca dificultades y las confusiones de los allegados. Hasta el punto de que ellos parecen ser los enfermos o los que quieren volver loco a este hombre mayor por determinados intereses. Le acompañan Ana Labordeta, Luis Rallo, Miguel Hermoso, Zaira Montes y María González cumpliendo debidamente su función de apoyo a Héctor Alterio. A ese confuso ambiente contribuyen la inquietante música de Mariano Díaz, la metamorfosis escenográfica y el diseño de luces de Francisco Leal. Si a estas cuestiones se le añade que varios actores imprimen vida al mismo personaje, aumentan los enredos, las verdades, las mentiras, la ambigüedad y el suspense al «estilo Hitchcock». El padre pregunta y responde, y la distorsión genera risas pese al espinoso asunto. La adaptación dirigida por otro grande, José Carlos Plaza, atrapa con elegancia e inteligencia. Hay una versión cinematográfica, Floride, de esta premiada obra.
