En la fiesta del Corpus Christi, la Iglesia celebra en todo el mundo el Día de la Caridad. La Eucaristía significa la entrega total de Cristo a los cristianos, en forma de alimento. De ahí que la consideración de la Caridad se deriva de esta relación. Como Cristo se entrega a los cristianos remediando sus necesidades, así deben también los cristianos entregarse a los pobres, remediando sus necesidades.

Por eso, la Iglesia insiste, en estos días, en las donaciones que debemos hacer como remedio de los necesitados. ¿Qué medios tiene la Iglesia para remediar tantas y tan grandes necesidades? Los ingresos de la Iglesia proceden de las siguientes fuentes: por una parte, la casilla de la Iglesia en la declaración de la Renta. La Iglesia recibe el 0,7 de los impuestos de aquellos que marcan la casilla correspondiente en su declaración de la renta. Este dinero supone para la Iglesia en torno a un 25 por ciento de sus ingresos.

Las otras fuentes de ingresos son las colectas, donaciones, suscripciones periódicas, legados, etc, que los fieles cristianos realizan de forma voluntaria. Todo esto significa que la Iglesia no se financia a través del Estado, sino que son los fieles cristianos los que aportan voluntariamente lo que buenamente pueden y quieren, para que la Iglesia realice su ayuda a todos los necesitados, a los que atiende.

Los datos que tenemos hoy nos dicen que la Iglesia atiende 125 hospitales, 280 centros de promoción del trabajo, 200 orfanatos y centros para la tutela de la infancia, 840 casas de ancianos y enfermos crónicos. Toda esta labor se realiza gracias a 58.000 religiosas, 105.000 catequistas, 19.000 sacerdotes, que se entregan cada día a esta labor de la Iglesia. Por eso, en este Día del Corpus, fiesta de la Caridad, la Iglesia anima a que se continúe el compromiso de Caridad, para que miles y miles de personas necesitadas puedan seguir recibiendo estas ayudas necesarias.