i no fuera porque pude tener en mis manos un ejemplar del plan de acción desarrollado por encargo (esa es otra interesante cuestión) por una conocida empresa de comunicación, en la que se preveía con todo lujo de detalle una extensa panoplia de actuaciones programadas por COEPA para desestabilizar y desacreditar también a FEMPA, incluidos anónimos y aparición de noticias en prensa, no daría crédito a las expresiones que se ponen en mi boca y del comportamiento que se me achaca (por favor puedo como todo el mundo tener mis limitaciones pero de verdad no me crean tan estúpido ) y que al parecer protagonicé en una supuesta Junta Directiva de la Cámara.

Decir que en la citada reunión yo me mostré partidario de la creación de una nueva Confederación Empresarial, sin cargas insoportables ni ataduras y de nueva planta, en cuyo proceso de gestación no sólo no renunciamos a participar desde FEMPA si no que estamos ya trabajando para ello, porque una provincia como Alicante no puede carecer de una patronal representativa, bien cohesionada y vertebrada, sería responder a la realidad. Pero de ahí a manipular mi intervención dando a entender que yo me mostré partidario de que esa nueva Confederación deba echarse en brazos del Alcalde o Presidente de Diputación de turno, llámese Gabriel Echávarri o César Sánchez, es tergiversar maliciosamente mi intervención. Y no lo digo por el análisis, el pasado 22 de mayo en este mismo diario, del Sr. Gil (vaya por delante mi sincera admiración), que bastante tiene con alguna fuente.

En aquella reunión, una intervención interesada y entusiasta a favor de Salvem COEPA, que intuyo será fuente, trataba de echarnos en cara a los demás nuestra aparente desidia ante la irreparable pérdida y sus terribles consecuencias que para nuestra provincia tendría la entrada en liquidación de COEPA. Cuando nos estaba restregando nuestra falta de preocupación porque Alicante se quedase sin patronal representativa, todavía no caí en la cuenta de que estaba más preocupado por su posible responsabilidad que por el proceso de desertización patronal de Alicante.

Mi reacción fue tranquilizarle y explicar que somos muchos los sectores empresariales que funcionamos y que estamos realmente preocupados por dotar a la provincia de Alicante de la patronal que se merece, pero que es demasiado tarde y a qué precio para salvar lo insalvable: COEPA. Que más allá del maquillaje y postureo sobre lo bien que pinta el futuro de COEPA, hay una tozuda realidad no exenta de responsabilidades que se está evitando contar.

Como muestra, no sólo sectores empresariales comprometidos con el futuro y el bienestar de nuestra sociedad y provincia, somos los que estamos sensibilizadosy en nuestro caso moviéndonos para impulsar un proceso de creación de una nueva organización, de nueva planta. En recientes reuniones de trabajo tanto Alcalde de Alicante como Presidente de Diputación, en efecto me trasladaban su preocupación porque esta provincia cuente con una patronal fuerte, capaz de amalgamar y reivindicar con éxito los intereses empresariales y provinciales ante las distintas instancias, en Valencia, en Madrid y dónde corresponda. Y eso, son en efecto intereses generales. Pero en modo alguno intercedieron Alcalde o Presidente en cómo debía organizarse una nueva Confederación o quien debía integrarla, antes bien al contrario, se mostraron partidarios de la independencia y asepsia que debe acompañar al proceso de creación de una nueva entidad empresarial y a lo largo de toda su vida, si queremos que tenga éxito y cumpla fielmente su finalidad. Y en cuanto autonomía, independencia, trabajar y prestar servicios y actuar netamente como organización empresarial al margen de cualquier dictado político, sea del color que sea, me parece que la entidad FEMPA que tengo el honor de presidir ha dado probadas muestras.

Si queremos recuperar la credibilidad y la autoestima, por favor, no permitamos que nadie se envuelva en la bandera de un falso y fácil alicantinismo, que quienes lo están haciendo y quienes les hacen de altavoz dejen de tratarnos como si fuésemos párvulos, y dejen de agitar el fantasma del miedo a ser tragados por la mare Valencia. Tampoco he ahorrado críticas a la inexcusable posición oportunista de CIERVAL en todo ello. Su presidente sabía de la situación anómala de COEPA, conocía al detalle sus datos pero miraba para otro lado, cobijó y entregó galones a Javier López Mora (uno de los artífices más preclaros de la situación de COEPA) y además venía a aplaudir la gestión y aprobación de cuentas de COEPA, las mismas que después los Tribunales anulaban año tras año y así desde el 2006 hasta el 2010, aflorando abultadas pérdidas continuadas hasta entonces camufladas como superávits.

En Alicante hay y habrá siempre un tejido empresarial prestigioso, responsable, que vele por los intereses de nuestra querida provincia y contribuya a su desarrollo económico. La cuestión es comenzar un nuevo período ilusionante en el que recuperemos el timón de nuestro propio destino, dejemos atrás negligencias, irregularidades (por lo demás probadas), abusos, caciquismos y seguidismos políticos, y demos paso a un proceso abierto, reflexivo para la creación de una organización de nueva planta, con participación real de todos los sectores y buscando desde el consenso una adecuada cimentación de la nueva organización que debe aglutinar y representar al empresariado de nuestra provincia. Al del presente y al del futuro, sin desafección, sin ambages, sin hipotecas y sin mochilas con peso insoportable que darían al traste con cualquier intento de regeneración y que sólo buscarían distribuir responsabilidades por parte de quienes dirigieron los destinos de COEPA y la llevaron a su actual situación.

El empresariado de esta provincia tiene un brillante futuro por delante, trabajemos juntos para crear una nueva patronal.