Seguiría «verano»? pero no, en este caso largo y cálido domingo, que no es ni más ni menos que el colofón de una semana cuya intensidad casi acaba, entre otros y con el añadido del calor, hasta conmigo... que ya es decir. Puede que esta semana la recuerde como una de las más duras de estos últimos años, por muchos motivos, y de toda índole, no recuerdo haber pasado unos días tan difíciles en tiempo. Pero quizás por eso, porque lo difícil, lo duro, lo que se te queda pegado a la garganta y no pasa para que tragues a duras penas, o lo que te genera una ansiedad trepidante, es así, quizás por eso... algunos y algunas ya tenemos un carácter a prueba de corchos, flotadores, agujeros, simas abisales y lo que se ponga, vamos como si es la Fosa de las Azores o la Falla de San Andrés toda enterita y con Armageddon incluido meteorizando al «persona». Una semana que se ha coronado «lo más grande» como diría mi querida Raquel Miró (un lujo de amiga a la que le debo muchas cosas en estos meses...) y que ha terminado en un viernes comunicativo total con una magnífica y brillante conferencia y presentación de la junta nueva de la asociación DIRCOM, la asociación en la que estamos todos los locos de la comunicacion, porque hay que estar muy loco, pero mucho, para seguir en esto de comunicar comunicando y encima querer vivir en este país de ello. Mi buen amigo también Eugenio Martín, fundadorde ARQUETIPO, es el nuevo presidente con un par que se ha lanzado a culturizar, «evangelizar» y con más moral «que el Alcoyano» a hacer un arte de la estrategia, el branding, los mensajes, la prensa y todo lo que rodea e incluye un «puestecito» de esos que tiene miga vamos... Sebastián Cebrián, director general de la asociación a nivel nacional, azuzó al personal avisando de lo que está pasando, de lo que supone el nuevo reto de los medios, la prensa convencional, la crisis, y desde luego las redes sociales... pero lo que más me gustó fue ver que seguimos vivos los que creemos que este país necesita magia, talento, iniciativa, ganas de soñar y sobre todo, incluso de comer de lo que no se toca y no se mide... que, como ya he dicho algunas veces, es todo un reto. Y de ahí a terminar un viernes de locura visitando un templo de la cocktelería y el buen gusto como es el local de Gegam Kazarían, que me hizo volar hacia Oriente, a un Japón que me emociona o a los aromas de la India, a Goa, a la vida misma, donde espero ver pronto a mi querida Cristina Stoiko que por allí hace tierra alicantina desde Mumbai y con solo 18 años... valiente mi soñadora... y para rematar un sábado tarde disfrutando de la diferencia, de la moda en mayúsculas, esa que hace Alex La Sandwich en Marmarela con buenos amigos y una tribu de «trans-todo» que se ríen, como yo, de los complejos y las chorradas que en estos últimos días estamos leyendo de una tribu de Neardenthales agazapados tras cortinas de supuesto «buen gusto» que, en realidad, esconden miedos y tabúes sobre personas que, ante todo, son parte de nuestra realidad y geniales en su diferencia. Allá que me fui a Marmarela para gozar de eso, de su genialidad, y de paso «ponernos el mundo por montera» con tanta estupidez. Y para rematar este domingo, que se ha levantado bellísimo, os recomiendo que, tras leer este periódico, tomar un buen aperitivo y salir a «beberos» el sol, sobre todo hagamos que todo sea un poco más feliz, menos difícil y más bello. Porque somos nosotros los que construimos cada relidad. Feliz domingo largo y cálido, espero, y maravilloso como poco...