Es este un artículo sobre una forma de ser y una forma de vivir. Porque la filosofía del Atlético de Madrid cambió aquél día 23 de diciembre de 2011 cuando el Cholo Simeone desembarcó en la escuadra del Vicente Calderón para hacerle creer a este equipo que también es un grande y que podía llegar a serlo ganando títulos si cambiaba su mentalidad. Y claro que lo hizo, porque en cuatro años y medio ha ganado nada menos que cinco, pero, además, cayendo en dos finales, una de ellas la de la amarga derrota de Lisboa ante el Real Madrid. Una final que era nuestra, pero en la que la falta de concentración hasta que el árbitro pita el final nos privó de levantar la Copa de Europa que la historia nos debe desde 1974 en que caímos -siempre injustamente, claro está- en el último minuto.

Simeone ha inculcado al cuadro rojiblanco una filosofía de vida basada en el esfuerzo como medio o camino para conseguir la victoria, y que la forma de llevarlo a cabo es con su famoso «partido a partido». Una filosofía que ha trasladado a la afición, que cree firmemente en su equipo. Pero una forma de ser y comportarse ante la vida que ha calado también en la ciudadanía llenando España entera con un mensaje contundente: «Nunca dejes de creer». Porque nada es imposible en la vida si pones los medios y las ganas y, además, estás convencido de ganar. Sea un partido de fútbol o sea cualquier reto. Y la final ante el Real Madrid es el actual. Y, como dice Fernando Torres, es el partido de su vida. Porque no podemos perder. Y en este partido no vale ya ser segundo. Hay que ganar. Por la memoria de Luis Aragonés, pero, sobre todo, por tantos atléticos que siempre han pensado que perderíamos al final. Sin embargo, este equipo es ganador ahora y cree en ello. Tiene fe en lo que ha hecho y sabe que ganará. Falta ahora solo marcar el gol... que será de Torres de cabeza en el minuto 92 también.