La estelada (estrellada en catalán, no se el porqué de este nombre), se ha convertido en estos confusos días en una verdadera estrella. Si algo faltaba, llegó la estelada con su presencia en el Calderón, una espesa cortina de humo y no hablar del déficit y de los nuevos recortes. Según la versión del Gobierno en funciones los... técnicos decidieron que la bandera de los independentistas catalanes provoca violencia, altera el orden público, ofende, pone en peligro la unidad de España. Conviene subrayar, por otra parte, que las organizaciones que pretenden abandonar el Estado español en Cataluña se han comportado de manera pacífica, y nada que ver con los sucedido durante décadas en el País Vasco.

Resulta esperpéntico que técnicos de la Delegación del Gobierno de Madrid sean los responsables de una decisión de estas características. Se trata de una provocación, de seguir fabricando independentistas, política que Rajoy en toda la legislatura se empeñó en ejercer alegremente, jugando con fuego. Zapatero, con su talante, consiguió contener este proceso. Zapatero que cada vez se parece más con el expresidente Carter. Alguna vez se reconocerá su trabajo.

El Partido Popular, electoralmente, poco puede lograr en Cataluña, pero su política pretende conseguir votos en toda España enarbolando la bandera de la unidad de España. Ni tan siquiera toma en consideración lo que opinan los populares catalanes, los sacrifica en el altar de los votos.

Se dice que no se debe politizar el deporte. El mundo del fútbol está políticamente afectado por la evasión de impuestos, es un mundo en donde reina la homofobia y el machismo y no pocos directivos de diversos equipos están vinculados a la corrupción.

El Rey ya sabe de los abucheos, de la pitada, y sabe que tiene que soportar estas manifestaciones con serenidad y quizá con una discreta sonrisa. Lo que más le preocupará en estos momentos será el que no se haya podido formar Gobierno.

Ganó el Barcelona, fue un buen partido, los aficionados disfrutaron, unos más que otros, pero ya se sabe, los dos no podían ganar. El Partido Popular también ganó: provocó que hubiera más esteladas que si no hubiera habido prohibición. También estuvieron presentes banderas nacionales. Lo que fue evidente es que no hubo enfrentamientos, algo habitual en el fútbol. Los aficionados estuvieron muy por encima de la llamada «decisión técnica». La violencia estuvo ausente, fue una fiesta deportiva.