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Javier Cuervo

Los surcos del azar

Antonio Machado escribió en «Proverbios y cantares»: «¿Para qué llamar caminos/ a los surcos del azar?... / Todo el que camina anda,/ como Jesús, sobre el mar». El historietista Paco Roca usó la imagen «surcos del azar» para titular su novela gráfica sobre los republicanos españoles de la Novena compañía de la Segunda división blindada del ejército de la Francia Libre, «La Nueve», veteranos de dos guerras que liberaron París de la ocupación nazi. «Los surcos del azar» tendrá miniserie de televisión. La historieta de Roca merece que sea buena. La historia, también.

El protagonista de Paco Roca embarcó en Alicante el buque carbonero inglés «Stanbrook» el 28 de marzo de 1939. El barco partió en tremendas condiciones, pero escapó, gracias a la humanidad del capitán. Llegó a Orán con 3.000 personas a bordo, destinadas a convertirse en parias de las costas y muertos del mar porque nadie quería desembarcarlos. El tifus fue su pasaporte a tierra. Hoy ayuda a entender la situación de las persona que huyen de la guerra pero difícilmente conmoverá a quienes trasladan ideológicamente -de manera automática- el prejuicio a los de entonces a los de ahora. Tiempo después, el «Stanbrook» fue hundido por un submarino alemán. Murieron el capitán y la tripulación.

Ocupada Francia por los alemanes y Orán bajo el gobierno de Petain, 2.000 españoles de Orán trabajaron -literalmente- como esclavos en el desierto para construir la vía férrea transahariana, como antes lo habían hecho soldados alemanes derrotados en la Primera Guerra Mundial. Los liberaron los estadounidenses, vencedores en África antes que en Europa.

Aún les quedaba mucho que luchar pero en Francia hay calles que llevan sus nombres por haber entrado en los Campos Elíseos como libertadores. Son héroes en la Europa donde triunfó la democracia. Francia les dio las gracias y España, de nada.

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