Mucho me temo que en las próximas ediciones de RTVE responde el Defensor del Espectador no va a dar abasto para atender las quejas de los usuarios. No es que TVE cometa más errores por acción u omisión que otras cadenas. Pero sí tienen más relevancia porque está en el foco de todos. Y, por qué no reconocerlo, porque algunos son tremendamente visibles.
Por ejemplo, el aquel episodio del Telediario del Fin de Semana que interrumpió un partido de tenis con Rafa Nadal. La solución de dejar abierta una ventana en un margen de la pantalla no convenció a nadie.
Lejos de escarmentar, bastó una semana para que otra interrupción de un programa en directo, y otra división apresurada de la pantalla, sirvieran de argumentos para que TVE se convirtiese en objeto de las críticas. Esta vez fue durante el Festival de Eurovisión y unas inoportunas promociones.
En ocasiones los espectadores dan demasiada relevancia a cuestiones que puede que no las tengan tanto, pero intuyendo que hay quienes parecen tener las espaldas en alto convendría no dar motivos a los que están a la que saltan. A mí, personalmente, me molesta más el modo en que se han suprimido sendos Telediarios, dos días consecutivos, uno a causa del mentado Festival de Eurovisión, y el otro por el Gran Premio de Fórmula 1. Estimo que los Telediarios deberían ser intocables, que deben constituir la columna vertebral sobre la que se asienta el resto de la programación, y que determinadas retransmisiones en directo no deberían levantarles de la parrilla con tanta facilidad.
Para eso existen otras ventanas dentro de RTVE. Si se trata de eventos deportivos que colisionan con la hora de las noticias, que vayan a Teledeporte. Si excepcionalmente no queda más remedio, que se emita el TD en el Canal 24 Horas. Pero que no se suprima. No es serio.
