El ministro de Economía en funciones, Luis de Guindos, ha declarado que no se atisba señal alguna de desaceleración en el segundo trimestre de 2016, con lo que el crecimiento del PIB puede llegar al 3%, fundamentado en el desplome del petróleo y la depreciación del euro, si bien añado, que dichos factores ya están descontados y no se esperan nuevas caídas.

Hasta ahí la noticia, no por escueta menos sorprendente. Llevamos desde la convocatoria de elecciones en diciembre del año pasado con un gobierno en funciones que no toma decisiones trascendentes, se limita a guardar el caserío para el próximo inquilino, que vistas las turbulencias políticas, vaya usted a saber cuándo toma posesión de la Moncloa. No hay nuevas reformas, se adormece la inversión pública, los empresarios retrasan el acopio de bienes de equipo hasta ver cómo se desarrolla el partido, el gasto público se controla por las amenazas de Bruselas, el legislador se encuentra en temporada sabática, y nuestro déficit presupuestario sigue lejos del objetivo férreamente supervisado por los hombres de negro para quiénes la compasión es pecado perseguible por su particular inquisición con pena de hoguera no revisable, todo lo cual repercute en la prima de riesgo y por ende en el coste de la deuda pública.

La lectura apocalíptica del párrafo anterior no parece casar muy bien con que la economía española crezca muy por encima de los países más poderosos de esta Europa insolidaria. Entonces a qué se debe a que salga el sol cuando es de noche si la astronomía es una ciencia exacta y predecible y no existen agujeros negros a menos de 6.000 años luz.

Sin el ánimo de convertir esta reflexión en un estudio económico ladrillo que alguien abandona su lectura en segundos, les voy a mostrar cosas bien sencillas que no les van a aburrir y que leen en los medios congratulándose de que las cosas vayan mejor, eso que se llama la macroeconomía, aunque los ciudadanos siguen sin llegar a fin de mes jurando en arameo, y los más cultos en sánscrito. Traidora y lenta microeconomía.

Las exportaciones en 2009 representaban el 15,11 % del PIB, y en 2015 llegaron al 23,63%, y saben quiénes son los responsables de tamaño crecimiento, pues sí, los empresarios, esos personajes, antaño vilipendiados por capitalistas agresores del proletariado, que cuando comenzó la crisis no tuvieron más remedio que hacer las maletas con un par de mudas, unas muestras, acopiar un par de diccionarios, despedirse de los suyos y volver con un pequeño pedido que quizás abriera los senderos hacia el futuro, solitarios en el desierto y llenos de ideas con productos vendibles a precio competitivo, al modo en que Inditex nació en las cavernas, hoy tramoyas reales de rosaledas en Galicia que simbolizan la mejor de las embajadas.

Nuestra industria nacional, el turismo, que representa el 10,20% del PIB, y ocupa el 11,30% del empleo nacional, se encuentra en máximos. En 2015 visitaron España 68,10 millones de personas que dejaron en nuestro país la friolera de 51.000 millones de euros, con un incremento progresivo del gasto por habitante. Les pongo un ejemplo bastante elocuente, Arabia Saudita, que nada en oro negro, se encuentra casi en quiebra, ni siquiera paga en tiempo a nuestros antaño constructores locales, hoy internacionales, que llevan años acometiendo una obra faraónica de ingeniería innovadora que consiste en poner raíles anclados en el desierto para que millones de fieles del Islam cumplan su obligación religiosa de viajar una vez en su vida a La Meca. El petróleo tiene plazo fijo sin renovación, pero el sol no, aunque dudas tengo de que no nos cargamos el planeta antes, eso sí, la longevidad del astro solar hasta que se le acabe el combustible y provoque un agujero negro que nos absorba en un santiamén no se espera hasta dentro de 2.800 millones de años, ergo, los turistas seguirán viniendo.

Que el Mediterráneo sur y otros seculares destinos turísticos amenazados por la Yihad se hayan convertido en una ruleta rusa con varias balas en la recámara, se asemeja a un árbitro casero que socorre a su protegido de modo sutil y poco perseguible para que el resultado final sea benigno sin necesidad de prórrogas. Pero incluso con eso, sin la visión de los empresarios hoteleros y la mejora perseverante de las instalaciones, ofertas y servicios de calidad, el fluir de turistas se habría reducido. Si a eso le añadimos las playas azules, los días llenos de color y luz que alimentan sueños para recordar cuando se vuelve al frío, los toros y el flamenco, la cultura desparramada por toda nuestra geografía, las casas rurales, el bajo nivel de delincuencia, la tolerancia, las procesiones para religiosos/agnósticos, la sangría, y un larguísimo etcétera de realidades, folklorismos y fuegos fatuos que nos acompañarán hasta que el sol nos diga adiós, la victoria está asegurada.

Por último, CEOE estima que en los dos próximos años se crearán en nuestro país 850.000 puestos de trabajo. Toca ahora hablar de la micro, otros tantos hogares que no consumen el paro, que vuelven a cotizar aumentando la población activa obsequiando esperanzas a los futuros jubilados, que consumen todo lo que ganan, que pagan impuestos indirectos y pocos directos, bienvenidos de nuevo a una cierta normalidad. Por cierto, ¿saben quién contrata a estos bienaventurados?, los autónomos, las pequeñas y medianas empresas, los emprendedores, y no les digo en lo local, hasta el Corte Inglés, crearía 300 puestos de trabajo si la cordura municipal imperara.

Eso, que para que queremos un gobierno. Porco Gobierno. Que le sea comunicado por el recto conducto.