Suelo tener una reconocida sensación de ilusionada ansiedad e interés cuando me propongo releer un libro que me gustó especialmente, y me fijo en el título, en la portada, en los capítulos y en el índice, y evoco recuerdos de otro tiempo, personajes, momentos y situaciones y busco la calma y un lugar adecuado. Sonrío y empieza la lectura.

Es Camilo José Cela un prolífico escritor cuyo estilo literario, complejo e innovador, vino a reflejar con desgarro y compasión el miedo y la inquietud de la sociedad española en los difíciles momentos de la posguerra y que obtuvo, entre otros, el prestigioso Premio Nobel de Literatura, y a quien considero uno de mis autores favoritos, de singular talento, de prosa amena y atractiva, inteligente y genial.

Y es La Colmena una novela de lectura fácil, mas no por ello carente de profundidad en la que, a partir de situaciones cotidianas, aparece un enjambre de personajes que en ocasiones me parecen excesivos y que nos muestran la sociedad del Madrid de los años cuarenta, y en cuya trama aparecen momentos en los que se dibujan la amistad y la generosidad, y en relación a esta última, refleja cómo una persona generosa nunca está demasiado ocupada para prestar una ayuda y cómo disfruta realizando favores y buenas obras, anteponiendo al beneficio propio el de los otros, y no planteándose dar aquello que pudiera sobrarle sino lo mejor que pudiera tener en una actitud solidaria y de entrega.

Y en el prólogo a la primera edición, Cela explica que su novela La Colmena es el primer libro de lo que pretendía ser la serie denominada Caminos inciertos, de la que será primera y única obra, e imagino que ese título tan sugerente habrá contribuido a la inspiración del autor para pincelar el entramado de los muchos personajes en el desarrollo de la historia cuyo tema central es la incertidumbre de los destinos humanos a través de gentes solitarias que caminan sin un rumbo ni futuro claro en busca de una existencia digna.

De modo que lo dejo todo y me centro en una de mis aficiones favoritas, cuando leo que Camilo José Cela Conde presenta un libro con motivo del centenario del nacimiento de su padre en el que reivindica la esencia del gran escritor gallego, incluyendo cartas personales entre sus padres y manifestando que su progenitor fue, en realidad, un gran tímido que se construyó un escudo protector y vaya, me digo, no lo parecía en absoluto, mientras con una sonrisa y con tiempo por delante y con calma y concentrada en ello, empiezo La Colmena, y comienzo a leer.