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Antonio Sempere

En pocas palabras

Antonio Sempere

En pie de fiesta

Nuestros pueblos y ciudades están en pie de fiesta. Petrer, Biar, Elda. Pero la frenética actividad del calendario no debería eclipsar un evento académico muy relevante que tendrá lugar del 10 al 12 de junio: el IV Congreso Nacional (y primero internacional) de Fiestas de Moros y Cristianos, que se desarrollará en la Universidad de Alicante. Una semana después de las fiestas de Elda, y al mismo tiempo que arrancan, con el pregón, las Hogueras de San Juan.

No debería pasar inadvertida esta cita para los estudiantes y estudiosos, porque la agenda no tiene desperdicio. Se hablará de historia, por supuesto; de los orígenes, y de la implantación de estas fiestas, con muy distintas variantes, en distintos países americanos y europeos; así como de la riqueza antropológica de estos festejos en zonas de Andalucía o Aragón.

Pero se tomará el pulso al presente, y eso a todos los participantes nos concierne. Los ponentes hablarán del uso de los trajes en los actos oficiales, de los anacronismos festeros, hasta llegar a una de las cuestiones clave sobre las que tanto habría que debatir: cómo cohabitan tradición y espectáculo, hasta qué punto los fastos pueden deformar las esencias. Nadie tiene la verdad en este tema, y no se puede negar que una fiesta tan viva como la de moros y cristianos evolucione día a día. De lo que se trata es de mantener el equilibrio sin que la balanza se decante hacia la «espectacularización», primándola sobre la tradición. Por eso se van a poner sobre la mesa muchos de esos actos menos conocidos, tan valiosos, con los que cuenta nuestra geografía.

Entre los organizadores figuran prestigiosos festeros y estudiosos del calado de mis apreciados Gabino Ponce Herrero, de Sax; Pepe Blanes, de Elda; y José Fernando Domene Verdú, de Villena, que como tantos otros llevan la fiesta en las venas, habiendo dedicado buena parte de sus vidas a analizarla y hacerla valer. Será muy interesante escuchar a Domene Verdú planteando la contraposición entre los dos modelos sobre a los que, a su juicio, ha evolucionado la fiesta desde sus dos polos más importantes, el de la Montaña y el del Vinalopó. Dos modelos completamente distintos cuyas diferencias no siempre han sido detectadas por los medios de comunicación foráneos.

El primer Congreso Nacional tuvo lugar en agosto de 1974 en el Teatro Chapí de Villena. Yo contaba 12 años, pero recuerdo los desvelos de Vicente Prats Esquembre, uno de sus máximos responsables, por atar todos los cabos para que el evento constituyese un éxito. El desfile de clausura con festeros de todas las poblaciones fue apoteósico.

Por aquel entonces nació la UNDEF, como Unión Nacional de Entidades Festeras. Pero Alcoy (pese a que alcoyanos ilustres como José Luis Mansanet pertenecieron a ella) no se quiso integrar. En la actualidad, tanto Elda como Villena, las dos ciudades con más festeros en activo, 7.000 y 12.000 respectivamente, tampoco forman parte. Lo que no es óbice para que festeros como Blanes y Domene Verdú sean puntales de su organigrama.

El IV Congreso debería servir para unir. Para hacer más grande la fiesta. A mi parecer, del mismo debería salir una decisión unánime de cara a impulsar las Fiestas de Moros y Cristianos como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad. La noticia no estará en alcanzarlo. La noticia estriba en la anomalía que supone que, ¡en 2016!, todavía no hayan logrado esa conquista. Ese título que tanto merecen.

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