Menos mal

Menos mal. Alicante seguirá siendo puerto de salida de la Volvo Ocean Race, la Vuelta al Mundo a Vela, al menos hasta 2023. Acostumbrados como estamos por estas tierras a que los grandes eventos se conviertan en fiascos, concursos de egos o tapaderas de negocietes, el Consell de Ximo Puig y Mónica Oltra arrancó su gestión cuestionando la viabilidad de la iniciativa. Quizá les pasó al principio lo que nos pasa a muchos de los que no tenemos ni idea de vela y confundimos un catamarán con una piragua: que esto de las regatas nos parece algo demasiado pijo para prestarle atención y dedicarle dinero público en un momento en el que la prioridad es dar un plato de lentejas a las personas que hacen cola en los comedores sociales. Y es verdad que un poco pijo sí parece. Si hasta lo practica el Rey desde que era un crío... A Alperi y a Zaplana les pegaba, pero ¿a Echávarri y a Pavón? Quizá porque la petanca nos va más, se ha dudado en algunos despachos políticos de la conveniencia de seguir apostando por Alicante para acoger la salida hasta que alguien se ha parado y ha visto que esto no tiene nada que ver con el aeropuerto de Castellón ni con la Fórmula Uno de Valencia. No hace falta más que ver día tras día y año tras año el logo que sale en una esquinita en las teles nacionales con el nombre de la Volvo y de Alicante. ¿Cómo se paga eso? Pero si alguien tiene dudas no hay más que echar un vistazo a un par de datos sobre la regata. Desde 2008 a 2014 la Volvo generó 274 millones de euros según un estudio de la consultora PricewaterhouseCoopers. Por cada euro invertido en el evento, la Generalitat obtuvo un retorno de 8,67 euros. Para cubrir la Volvo han venido a Alicante 2.096 periodistas, un 63% de medios extranjeros, que han llevado el nombre de Alicante por todo el mundo; en los años de salida aumenta la media de pernoctaciones en la provincia, los hosteleros lo notan, las tiendas... todo.