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El «quantum» golea al «quale»

En términos escolásticos, el quantum está ganando al quale por goleada. Cantidad contra calidad. De entre los incontables ejemplos posibles, bastará citar algunos de los más actuales. El PP repite como base de campaña el número de empleos creados por la gestión de su gobierno y toda la oposicion replica que son precarios, de mala o infima calidad. También insiste en que su lista fue la más votada el 20D y lo será el 26J, un quantum incapaz „hasta ahora„ de alcanzar el quale de un pacto para gobernar. O sentencia que la inmensa mayoría de sus cargos nada tiene que ver con la corrupción, como si la pretendida individualidad de los casos conocidos no menoscabase la calidad de la marca. Estos temas siguen encabezando las preocupaciones de la sociedad española, sin que los matices y distingos de parte consigan el vuelco cualitativo.

Las sumas del dinero evadido y oculto suben cada día, mientras se hunde la credibilidad de los evasores por mucho que aleguen una deplorable legalidad que es preciso cambiar de inmediato. ¿Y qué decir de las masas tributarias perdonadas con el artificio de las sicav? O de los tiras y aflojas por el número de escaños o cargos gubernativos mientras que los programas políticos desaparecen de las campañas. O de los porcentajes electorales anticipados a las urnas sin peso alguno de las ideas. O del secretismo de las negociaciones del tratado de libre comercio entre Europa y EE UU, que conlleva el trágala de al menos un 40 % de sustancias alimentarias legales en América y prohibidas en Europa...

La recepción de refugiados que huyen por motivos politicos o de supervivencia ha derivado en un baile de cantidades que desdibuja el drama humano. La fiscalidad democrática sigue privilegiando las grandes fortunas y así seguirá mientras que la realpolitik sea cosa de magnates financieros no sometidos a escrutinio social. Y a los cuatrocientos años de su muerte, la agresión contra la lengua de Cervantes no cesa de imponer el nominalismo inglés en todas las áreas de actividad humana, configurando un bilingüismo de tópicos y banalidades contra la calidad del idioma de don Quijote. Esta asimilación seguidista y pasiva describe la mayor diferencia con la celebración de Shakespeare en el área del inglés, y no solo porque la selva de neologismos sea inglesa; también por el papanatismo nacional, que ni se molesta en traducir hasta el límite de lo inteligible, como hacen los franceses.

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