Se ha abierto el melón de la cosa electoral y, mira por dónde, empiezan los «juegos florales» varios que, qué casualidad, siempre empiezan cuando se tambalean los egos y se tiende al «quitáte tú que ya me pongo yo», esa virtud que tienen algunos para intentar recolocar su lindo currículo de «desocupado social» en algunas listas varias? ojo, de todos y cada uno de los pobres partidos políticos de este país. Pero, dado que es lo que se espera, va a ser que hoy no pienso hablar ni una palabra de este segurísimo morboso asunto, no vaya a ser que dé de «comer» a más cotilleos varios?. Hoy es un día único para celebrar que la vida sigue, y sigue con cosas bellas, tal y como hablaba anoche en un sitio genial, AL GOLFO el último sitio de referencia para comer bien, cenar mejor, bailar y estar como en los mejores tiempos de esta provincia con gente genial, y un musicón de primera, de la mano de Verónica y Nacho, que hicieron que nos sintiéramos mejor que nunca. Hoy es un día para poder hacer eso que nunca hacemos, eso que también ofrece nuestra provincia y que, quizás, valoramos menos de lo que toca. Empezar por ir al MARQ que cada día es más un espejo de orgullo del patrimonio histórico y, con ello, aprender un poquito más del pasado (con suerte decimos menos idioteces en el presente), pegarte un paseíto por el Castillo de Santa Bárbara antes que es sano y creo que no hay vista más bella que el mar y la bahía desde el parque de la Ereta o desde las murallas restauradas para que puedas caminar luego, desde arriba, hasta Santa Cruz. El sitio más acogedor que tiene esta ciudad que mira al mar y donde mi Antonio te hará en su Casa Antonio delicias para comer rico rico, entre paredes blancas que te recuerdan a cualquier sitio de un pequeño pueblo de mar, a historia, a belleza de alma y a tradición, de la mejor? O para ir a ver a un recoleto restaurante, Óscar, en Santa Pola, donde su madre te prepara un pedazo de caldero o de arroz que no tiene precio, y restaura el alma y hasta el cuerpecito de finde entero? desde allí, se contempla la vista más preciosa de la Isla de Tabarca, ese pedazo de «terreta» que desprende pasión y torbellinos de recuerdos de historia y paz, mucha paz. O para bajar un poquito más y llegar a Playas de Orihuela, menos conocidas pero no menos increíbles, bellas y cosmopolitas (rusos, «guiris» de toda condición y gente surfera va a toda vela por sus mares y sus sitios, bares, restaurantes y hotelitos divinos, como La Zenia o Casa Alfonso)? y así hasta el pequeño y genial Pilar de la Horadada. O embarcarte en la aventura de subir por el valle de Aspe y de ahí, hasta Salinas o El Pinoso disfrutar de vinos de escándalo, los mejores de España en este momento y de un gazpacho como «dios manda», un castillo de Sax a la vuelta y de paso, si tienes suerte, un cafetito con los cinéfilos de esa villa que tiene uno de los mejores Festivales de Cine independiente de España. Y si me apuras, me pegaría una vueltita por Biar, y con suerte llegar hasta Lorxa que, después de aquel devastador incendio, hoy vuelve a sonreír a las faldas del único castillo Templario que existe en estas tierras. Tierras que me recuerdan que también he sido feliz y soy feliz con ellas y en ellas, que hay gente que merece la pena, personas que, a diferencia de otras, sueñan, ríen, trabajan y hacen grande cada instante, incluso en la peor crisis que hemos pasado en los últimos cien años, y que, si nos descuidamos, se lleva hasta el polvo de la carretera. Pero no, no fue así. Y por último, a la vuelta de tarde noche de domingo, un estreno en el Teatro Principal de Alicante donde, por mucho que bramen algunos «antiguos» lo está haciendo muy bien Paco Sanguino, que de teatro, querido Arturo, algo sabe? quizás de lo que no estabas acostumbrado tú, pero también existe esa cultura, y tiene sitio y debe tenerlo siempre. Feliz domingo y gracias por estar aquí.