Es inaudito lo que está pasando. La Conselleria de Educación suprime aulas en Infantil y FP de la enseñanza concertada, de momento, en colegios puntuales. A dónde vamos a ir a parar con este atropello. Cada vez se van quitando más y más derechos y libertades a los ciudadanos. El compromiso del tripartito, en el pacto del Botánico, aspectos relacionados con la Educación, nada tiene que ver con la expulsión de niños de la concertada, sino que han de tratar de cumplirlo sin perjudicar a otros.

Es incomprensible que unos niños matriculados en unos centros, con todas las premisas necesarias y compromisos por parte del colegio, una vez iniciado el ciclo de 3 a 5 años, sin consensuar con la comunidad educativa ni de sus familias, tengan que volver a solicitar colegio y separarse de sus amigos, sus profesores, su entorno donde han crecido. Cualquier especialista en materia de educación infantil les dirán que es contraproducente si no existe causa justificada. Para tal decisión, ¿con quién han contado?, ¿con la comunidad educativa? ¿A eso se llama «libertad de enseñanza»?

Se entiende que haya aulas de enseñanza públicas medio vacías. Todos, incluso ustedes, han de asumir que la crisis ha dejado vacantes en los colegios por la vuelta de las familias a sus países de origen. Vinieron a buscarse la vida y consiguieron un estado de bienestar álgido durante unos años de bonanza y una caída estrepitosa en sus ingresos cuando la crisis se cebó en todos nosotros, obligándoles a volver a sus países de origen. Lo que no han llegado a pensar es que esa crisis ha repercutido también en los alicantinos, en los que siguen pagando sus impuestos para que ustedes u otros estén donde están. Que la situacióneconómica de nuestros jóvenes, no les permiten poder pagar una educación al igual de la que ellos recibieron. Bastante hicieron durante tres años de 0 a 3 años, sacando de donde no había para pagar guarderías.

No es justo que de buenas a primeras los padres tengan que empezar a buscarse la vida cambiando de colegio a sus hijos, cuando están contentos donde están. ¿Acaso han pensado que el cambio de sistema educativo puede ser diferente al que han venido recibiendo hasta el momento?, porque no me negarán que cada maestrillo tiene su librillo.

En la transición fue difícil la elección de colegio para nuestros hijos. Nos gustaba la modernidad, pero no los extremos. Hoy, me siento orgullosísima de la elección de un colegio católico porque nos ayudaron a formar hombres y mujeres que aportan a la sociedad, no solo sus conocimientos, sino su forma de entender la vida, pensando más en los demás que en sí mismos. Me pregunto si pasados los años la cosa ha vuelto a sus fueros. Suena a persecución. Y después de las elecciones seguirán quitando aulas a otros colegios concertados hasta el «exterminio». Tendrán que definirse ante de las elecciones, negro sobre blanco, para no engañar al personal.

No pueden negarnos la formación que queremos para nuestros hijos. Una formación cristiana que ha de iniciarse desde pequeños. Cada centro marca su ideario, ¿o no? Que aprendan unos principios y desarrollen su personalidad desde el compromiso, la libertad y la responsabilidad.

En lugar de cerrar aulas en unos colegios, gestionen bien los presupuestos para no perjudicar a los ciudadanos; extiendan la enseñanza pública de 0 a 3 años, trasladen a los niños de los barracones a colegios más adecuados, a esos niños que sufren de frío y calor. Que se alimenten bien. Dóteles de todas las oportunidades que puedan ofrecerles y equiparen la enseñanza pública con la privada, no la privada con la pública. Porque da la impresión de que todo lo que huela a Iglesia, clero y privado es discriminatorio. Es ese el trasfondo de todo esto. Les sugiero que administren sus presupuestos fomentando empleo. Que la conciliación familiar sea una realidad tanto económica como horaria. Fomenten la natalidad para llenar esas aulas y que nuestros jóvenes, sin llegar a los cuarenta, puedan tener esos hijos deseados que, siendo más jóvenes, no pudieron tener. Y el que quiera que opte para sus hijos lo que deseen.