Con el término biodiversidad hacemos referencia a tres cosas diferentes. Por un lado, a la diversidad de especies, es decir al número de especies que conviven en un determinado territorio. También a la diversidad de ecosistemas; esto es, al número de ambientes diferentes que podemos encontrar en ese territorio. Y hablamos igualmente de diversidad genética; es decir, de la diversidad que hay entre los individuos de una misma población. Todo ello es fundamental para la adaptación de las poblaciones de seres vivos a los cambios en su entorno, y lo que esto conlleva en relación a la dinámica de los equilibrios en la naturaleza y la estabilidad de los ecosistemas.

Incluso desde el punto de vista de la producción de alimentos, resulta fundamental la conservación de las variedades locales de plantas y animales para poder producir de manera sana y sostenible. Esto es debido a que estas variedades locales son las mejor adaptadas a su lugar de origen y, por ello mismo, las más fácilmente cultivadas en ese lugar. Es decir son las que menos tratamientos necesitan contra plagas, fertilizantes, etc. y, por es mismo, son las que más garantías ofrecen desde el punto de vista sanitario.

Sin embargo, la biodiversidad se encuentra amenazada en todo el planeta; hasta el punto que la pérdida de la biodiversidad es uno de los problemas ambientales más graves a los que nos enfrentamos ahora mismo. Así lo puso de manifiesto en la Cumbre de la Tierra que convocó la ONU en Río de Janeiro el año 1992. En base a los datos disponibles, se ha llegado a afirmar que esta pérdida de biodiversidad que está provocando la humanidad, es equiparable a las grandes extinciones del pasado que cambiaron drásticamente la faz de la Tierra y el curso de la evolución de los seres vivos.

Urge, por tanto, poner remedio a este problema tan acuciante como el cambio climático. Es imprescindible conocer bien la riqueza natural de nuestro entorno y las agresiones que está soportando. El trabajo en equipo de la administración, las universidades y otros centros u organismos de investigación y gestión del territorio, naturalistas, etc., resulta fundamental. El banco de datos sobre biodiversidad que ha puesto en marcha la Generalitat y las semanas de la biodiversidad que viene organizando a lo largo del territorio valenciano, son un buen instrumento para el mejor conocimiento de bien que debemos proteger. Pero evidentemente, eso no lo es todo. Además de conocer, hemos de ser capaces de proteger y conservar.