En muchos de los festejos taurinos que he asistido últimamente he observado que algunos de los matadores actuales alargan demasiado sus faenas, dando lugar en ocasiones que suene un aviso, antes de entrar a matar.

Creo que las mejores faenas no deberían ser tan largas, pues el toro va perdiendo fuerza y la faena suele ir de más a menos. Esto no beneficia ni al torero ni al público que puede llegar a aburrirse. Alargar demasiado el tercio de muleta empaña lo que se había conseguido anteriormente, restándole mérito. Además el toro pasado de faena se pone más complicado para poderlo cuadrar y entrar a matar.

Hay algunos matadores que coleccionan avisos y aunque sabemos que el aviso no tiene importancia,si que indica que algo no va como debería ir. Hay plazas como Sevilla y sobre todo Madrid que si alargas la faena el respetable empieza a protestar. Es importante que el diestro sepa cuál es el momento oportuno para entrar a matar, muchas veces el toro te lo marca. Es necesario el sentido de la medida, tanto en los toros como en cualquier tema de la vida. Recuerden la faena de Juan Mora en Madrid. Con veinte muletazos puso la plaza en pie y como siempre sale con la espada de verdad, aprovechó el momento que el toro le pidió la muerte para cortar dos orejas. Y eso que era el toro que abría plaza, en el que el público suele estar más frio. Los aficionados todavía recordamos esa tarde a pesar de que han pasado ya seis años.

El público sabe valorar esto , de ahí viene la frase «lo bueno si breve, dos veces bueno». Ya lo dijo el genio Juan Belmonte, que cuando se iba por la espada y alguien le recriminaba que no siguiera toreando afirmaba: «El que quiera más que vuelva mañana».