Como si de un mantra se tratara, nuestros gobernantes en los últimos años se han hartado de repetir hasta la saciedad que todos los recortes que aplicaban estaban motivados por la crisis, lo que ha llevado a los ciudadanos a dar por buena esa versión. Y no vamos a negar que la complicada coyuntura económica no ha tenido su incidencia en determinadas decisiones, pero no en todas. Porque en la Comunidad Valenciana, antes incluso de que estallara la crisis, hemos visto como se prefería invertir en grandes fastos y proyectos faraónicos, antes por ejemplo que sacar a los niños de las aulas prefabricadas o invertir en el mantenimiento de los montes para prevenir incendios forestales. Se trata, por tanto, de una cuestión de prioridades, y sólo resta esperar que con el nuevo Consell se hayan cambiado de manera radical.
