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Desde mi terraza

Luis De Castro

Te lo dije, te lo dije y te lo dije

Escribo mi artículo el miércoles 20 de abril, en un día típico de la variable primavera alicantina, cuando los geranios de mi terraza ya son una explosión de colores. Y en este miércoles, media España estará pendiente de los partidos de fútbol protagonizados por los tres grandes contendientes: Real Madrid, Atlético de Madrid y Barça, discúlpenme por colocarlos de acuerdo con mis preferencias, se juegan el liderazgo de la liga. La pasión por el conocido como «deporte rey» no es de hoy, pero es hoy cuando las posturas de los seguidores están más enconadas, ocupando la política un lugar secundario por el hartazgo del españolito medio ante el espectáculo ofrecido por los principales contendientes de la batalla que no parece propiciar el fin a la guerra: «Te lo dije, te lo dije y te lo dije», exclamaba Concha Velasco en una anécdota de su espectáculo Yo lo que quiero es bailar. Pues bien, yo también lo dije en uno de mis últimos artículos, «Nos vemos en junio». La historia juzgará a los líderes causantes de que volvamos a las urnas seis meses después de las últimas elecciones, originando una enorme frustración y un gasto innecesario. Pero es lo que hay, y no debería extrañar a nadie que la abstención masiva sea la consecuencia de una irresponsabilidad tan grande de aquellos a quienes votamos para que solucionaran las cosas, y no para «enmerdarlas» más de lo que ya estaban. Solo los clientes fijos, los incondicionales, los que votan no «a favor de» sino «en contra de», acudirán de forma diligente para conseguir que las cosas sigan como ahora mismo; y si se produce aquello de «que me quede como estoy»... a ver qué hacemos. No me queda otra que recomendar, aunque a regañadientes, que no se caiga en la tentación abstencionista porque perderemos todo derecho a la protesta. Tampoco debe extrañar por tanto que el fútbol en muchos casos, y el mundo artístico en el mío, ocupen nuestra atención. Y hago un inciso para detenerme en alguno de los espectáculos vistos en los últimos días: El Rey, representado por actores del antiguo y combativo grupo Animalario, y con la presencia estelar de Alberto San Juan, me parece un ejemplo de teatro político en el que, a través de un buen repaso a la figura del anterior jefe del Estado y a los principales actores de la política nacional de los últimos treinta años, se deja en el aire unas cuantas preguntas de gran trascendencia y es el espectador quien debe sacar sus propias conclusiones. Me temía un espectáculo descaradamente panfletario y me encontré con un texto y un trabajo muy inteligentes, nadie está libre de prejuicios o clichés. Y en el cine me encuentro con un Almodóvar inhabitual excepto en su impecable factura; Julieta, título de la película que nos ocupa, escapa a ese surrealismo e inverosimilitud a los que estábamos acostumbrados, y se centra en una narración más convencional sin perder la categoría de gran autor conseguida a lo largo de los años. Así que, como ven, cada cual encuentra refugio en lo que quiere (o en lo que puede), separándose cada vez más, por puro cansancio, de «la cosa pública». El cine, el teatro, los conciertos? y también el fútbol, no deberían servir como válvula de escape a una situación política inestable ni a una situación social insostenible; pero quienes deberían conseguir esta realidad o no saben o no quieren (que es lo peor) resolverla. No se extrañen de que muchos votantes, como la díscola niña de «la perla» de hoy, opten por enviar a un lugar poco gratificante a quienes demuestran una gran ineptitud. Ya te lo dije.

La Perla. « Oración: Señor, te pido por esas personas que hoy mandé a la re mierda, ayúdales a que lleguen bien a su destino», (Mafalda).

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