El MACA nos ofrece una nueva exposición realizada a partir de la colección Fundación Caja Mediterráneo, cedida por el Sabadell. Prácticamente todas las temporadas cubre parte de su programación con una o dos exposiciones de esta colección. Podríamos decir que ha pasado de ser el museo de la Colección Arte siglo XX de Sempere, con una selección reducida expuesta de manera permanente, a ser el museo de esta colección CAM.
Pero esta colección no se hizo pensando en el MACA como el lugar determinado para su ubicación. Es el producto de una inversión en arte de una caja, que no veía su fin, aunque en pocos años desapareció. Es una colección sin los criterios que un espacio expositivo y de investigación como un centro de arte o un museo contemporáneo debe imponer en la compra de arte. Podemos comprobar por la lista de adquisiciones que solo se impuso el criterio de los nombres que mayor presencia tenían en las galerías comerciales. Lo cual dista mucho de ser una colección de arte contrastada. Por cierto, parece que se impuso no comprar a los creadores de Alicante. Por qué, que nos lo expliquen, pues tratándose de una caja provincial es al menos paradójico. Pero vayamos a la exposición que se nos muestra estos días, Espacios de resistencia. Estas exposiciones temporales programadas para mostrar al público una colección, se pueden hacer desde múltiples lecturas, como en esta ocasión, desde una visión política, sociológica. Pero hay cuestiones que interesan al menos analizar.
Se ha dispuesto un numero de obras, muchas de ellas de registro social, político, pero como toda obra, tienen una dicción plástica evidente que requiere un espacio para su contemplación y su entendimiento. Las obras, aunque sean meros documentos, contienen un mensaje que se debe leer en el ámbito de un espacio artístico, museístico, y deben establecer el diálogo mínimo que su reunión en una misma sala implica. Aunque si de lo que se trata es de confundir al personal, pues cuélgalo todo tal cual. Cada una de las obras mira a un espacio determinado, es producto de un proyecto único, tiene una potencia plástica visual por si misma, que se debe potenciar si se quiere, como en esta ocasión, crear un discurso comisarial, el de la resistencia. Diálogo, conocimiento, valoración, de difícil percepción en esta muestra. La colección de la CAM, creada sin una dirección clara, requeriría de un análisis más riguroso. El museo tiene muy difícil establecer el diálogo con la sociedad sin una estrategia conceptual de creación definida.
