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Mariola Sabuco

La siesta

Mi prima la de Bruselas me llama consternada.

¿Es verdad que Rajoy lleva en el programa electoral eliminar la siesta? ¡Mira que os gusta hacer el ridículo!

Su «os» abarca a todos los españoles, en general. Ella, como a lo bueno todo el mundo se acostumbra rápido, hace años que se siente belga. En el norte de Europa, y la Gran Bretaña, a los periódicos vespertinos los amarillos les gusta considerarnos tradicionalmente unos vagos. Por eso andan dándonos caña una semana con la propuesta de Rajoy para las próximas elecciones de junio de que estemos todos a las seis de la tarde en casa, concluida la jornada laboral diosmediante. Allí le ponen como un Quijote contra los molinos que se aferran a la siesta del mediodía, como Camilo José Cela a la cama con orinal incluido. Aquí, sin embargo, le hemos ignorado porque ya nos daríamos por satisfechos con hacer jornadas de solo ocho horas como los funcionarios, los europeos de los países del norte de Europa y la Gran Bretaña. Y con respecto a la siesta, ni nos preocupa. Está tan mal vista que desde hace décadas solo la practican los lactantes y algunos pensionistas.

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