Elche es un territorio extenso, con una ciudad imbricada en su entorno. Sede de los únicos estudios de grado de Ciencias Ambientales en la provincia, con su término municipal y la propia ciudad están inmersas definidas por su medio físico.

Es necesario recordar que se comparten espacios naturales relevantes en el Baix Vinalopó con Santa Pola (Salinas de Santa Pola) y Crevillent (Parque Natural de El Hondo), humedales de importancia internacional recogidos en el Convenio de Ramsar. Además tenemos posiblemente el mejor Paraje Natural Municipal de la Comunidad Valenciana, el Clot de Galvany, desde el punto de vista educativo por la presión a la que está sometido y sobre todo, porque existe gracias al empeño de todos los ilicitanos. Se les unen las zonas húmedas de Carrizales, recogida en el Catálogo Valenciano de Humedales y el criptohumedal del Fondet de la Senieta, tras uno de los pocos cordones dunares costeros vírgenes de todo el litoral mediterráneo en El Altet.

Pero sin duda, la serranía ilicitana ofrece unos espacios incomparables, con una geodiversidad que en pocos lugares se encuentran. El hombre se ha adaptado a este entorno a lo largo de la historia, al uso de las escasas aguas mediante pozos, galerías y canales, a la explotación de los materiales en las canteras y el incomparable pantano, reuniendo todos los alicientes para crear un geoparque. Pero además existen magníficos corredores ecológicos que hay que potenciar y cuidar como son los barrancos (San Antón, el Grifo, etc.). Estos son auténticas conexiones entre la sierra, los humedales y la costa, que atraviesan la franja urbana y periurbana y aportan unos espacios naturales relevantes si somos capaces de establecer el adecuado equilibrio entre cuidad y la ocupación del territorio

Pero no debemos de perder de vista la recuperación del río Vinalopó. Muchas ciudades europeas están inmersas en la recuperación de riberas, naturalización y mejora ambiental. Cumpliendo las directivas y recomendaciones europeas, los ríos deben ser conectores vivos y ejercer sus funciones ecológicas. Justamente la naturalización para la mejora de la calidad de las aguas y del entorno está opuesta a las políticas trasnochadas de convertir en cemento los cauces de las aguas y de los azarbes que atraviesan el territorio ilicitano.

Todas estas acciones, conjugadas con el fomento de actividades respetuosas con el medio en el espacio agrario ilicitano, la producción ecológica y sostenible, la agricultura orgánica y los productos de proximidad, harán que tengamos el mejor entorno posible.

Pero si pensamos que esto es solamente el medio ambiente, estamos muy equivocados. El medio ambiente más importante es el humano, las ciudades y núcleos de población del término ilicitano. Es aquí donde juegan un papel más importante si caben las acciones sobre el medio habitado. Las ciudades se han convertido, en general, en espacios deshumanizados. Sin embargo, en Elche la ciudad está por construir o mejor dicho, por reconstruir. Presa del desarrollismo de los años sesenta y setenta motivado por el enorme crecimiento de la población, se generaron espacios insostenibles, especialmente en la margen derecha del río. La ciudad debe revertir este modelo, aplicar las estrategias de sostenibilidad en las áreas urbanizables: el derecho al paisaje de calidad, las estrategias de ahorro energético más allá de las básicas de la norma técnica de la construcción, la mejora en la gestión de las aguas, etc. Pero en su conjunto, la ciudad debe dotarse y mantener espacios evitando el sellado de los suelos, favoreciendo las funciones ecológicas del medio edáfico y fomentando con ello estrategias que sumadas a las anteriores fomenten la mitigación de los efectos del cambio climático.

La gestión de la depuración de las aguas y su reutilización, la captación de pluviales y su almacenamiento, los residuos y su separación en origen para su posterior gestión y aprovechamiento, el tráfico y el fomento de vías únicas de movilidad sostenible en bicicleta separadas del tráfico de automóviles, el cambio a un modelo de transporte urbano colectivo sin humos (trolebuses y tranvías), la peatonalización y el establecimiento de áreas estratégicas de aparcamiento periféricas, son otras tantas medidas que se pueden impulsar.

Diversas estrategias, bien organizadas y previstas para su desarrollo a lo largo de los años, sin depender de vaivenes políticos, nos deben acercar a cumplir un objetivo para el que estamos preparados, ostentar la capitalidad europea como Ciudad Verde. Este año 2016 el reconocimiento corresponde a la ciudad de Liubliana, la capital de Eslovenia, que tiene un tamaño similar a Elche. La Unión Europea fomenta las soluciones innovadoras y a largo plazo que han surgido de las propias ciudades, teniendo en cuenta los espacios verdes, los transportes públicos limpios, la creatividad a la hora de enfrentarse a la gestión de residuos, la contaminación acústica y otros factores del medio ambiente urbano. Es un buen objetivo para todos nosotros que redunda en calidad de vida y mejora de nuestro medio ambiente. Es lo que queremos desde Elche Piensa.

La educación ambiental y la industria son otros de los factores clave en todo este proceso. El fomento de la educación ambiental y su estudio en todos los niveles es básico para nuestro futuro. Además, no debemos olvidar que caminamos hacia una economía circular y que según indica la Unión Europea, el sector con más proyección de empleabilidad es el ambiental. La ciudad debe posicionarse y sus sectores productivos diversificar y fomentar la creación de negocio verde.

Sin lugar a dudas, Elche tiene entre sus rasgos fundamentales ser la ciudad del medio ambiente. Sería deseable en esta línea, que los organismos provinciales relacionados con esta temática, tuvieran su sede en nuestra ciudad, como expresión de un compromiso por compartir responsabilidades y de un futuro sostenible para todos.