cabé por convencerme de que TVE nunca da puntada sin hilo al ver a Luis Pérez ocupando la corresponsalía de Moscú. Muchos de ustedes le pondrán cara por sus apariciones en el Telediario: facciones recias, mirada profunda, semblante autoritario.... Sin ánimo de ofender, la viva estampa de tipo duro, del ruso malo y pendenciero que aparece en las películas de Arnold Schwarzenegger con un cigarro colgado por la comisura del labio mientras frunce el ceño y atraviesa con la vista a quien se le pone delante. Con el paso del tiempo he entendido que tener que informar en el patio de Putin requiere de alguien capaz de hablar sin bajar los párpados ni arquear las cejas. Viene a cuento todo esto al escrutar los pormenores del reciente viaje institucional a Göteborg para captar turistas, cuyos dudosos resultados obligan a sugerir que la futura comitiva que encabece la expedición para dar a conocer Alicante en Moscú el año próximo incluya nuevos pasajeros que aporten renovadas ideas para atar algunos cabos que en Suecia, según se ha podido comprobar, quedaron sueltos.
Analizado el cuadro y puestos a escarbar entre el personal municipal, ajustado al perfil para caminar con aplomo por las aceras que conducen al Kremlin con la misma autoridad que pasea Luis Pérez micrófono en ristre, encontramos a Pavón. Sí, Pavón, sin duda, no hay que darle más vueltas. El edil de Guanyar debería ser el elegido para marcar la hoja de ruta a Gabriel Echávarri en la capital soviética. Más o menos como hace por aquí.
Tez morena, mirada torva, gesto amenazante... Nadie mejor que Pavón para poner a todos en fila en la Plaza Roja antes de desfilar frente al mausoleo de Lenin proclamando a los cuatro vientos las bondades de la Terreta entre el personal ruso.
Con Pavón al frente en Moscú parece más factible evitar obstáculos y pegas para quemar la Hoguera viajera, que debería quedar plantada junto al Teatro Bolshoi, majestuoso escenario para superar de golpe la grave afrenta de los suecos (¡qué sabrán ellos!) que se quedaron sin cremà por pejiguerías tan absurdas como la composición de los materiales del fogueril monumento, desautorizado para ser reducido a cenizas.
Sospecho, incluso, que el mandamás de Urbanismo en el Ayuntamiento de Alicante puede tener en su agenda algún contacto en el Pravda, un periódico que nos iría de perlas para meter en la portada a la Bellea del Foc abanicándose o a Echávarri y César Sánchez vestidos de zaragüell. Esa imagen, por sí misma, dejaría en el olvido la imperdonable afrenta de todos los rotativos suecos, que no dedicaron ni una mísera línea a la vistosa visita alicantina en sus páginas.
Y si utilizamos el mismo contacto para montar una rueda de prensa que nos sitúe en el mapa y nos presente en sociedad, miel sobre hojuelas. De paso, convendría, antes de enfrascarnos en más gastos, confirmar que las fiestas mayores de la capital moscovita no coinciden con las nuestras en San Juan, tal y como ocurrió con los poco originales götemburgueses. Así nos curamos en salud. Por último, para rematar, si metemos en el avión unos cuantos menos invitados hasta ahorraremos en arroz. Y eso siempre viene bien. Démosle una vuelta.
