Para tomar el pulso a la ciudadanía el mejor instrumento son las elecciones. Como no podemos estar todos los días votando, la mejor herramienta para conocer la tensión social son los barómetros de opinión, y en especial el que publica todos los meses el CIS (Centro de Investigaciones Sociológicas). En el correspondiente al mes de abril no se recoge la intención directa de voto, ni la estimación que hace el CIS tras pasar las encuestas por la cocina. Eso lo conoceremos los de a pie a primeros de mayo, aunque los partidos políticos y el Gobierno seguro tendrá una avance discreto a finales de este mes.

No es la amnesia de algunos cuando les preguntan por sus cuentas en paraísos fiscales; pero los electores a menudo olvidan a qué partido votaron la última vez. La pregunta, si fue a votar, sobre recuerdo de voto es «¿Y podría decirme a qué partido o coalición votó?», en las últimas elecciones generales. Las respuestas mensuales y la tendencia que muestran es uno de los ingredientes para la cocina cuando se guisa la estimación de voto. Así los votos en blanco, nulos y las abstenciones sumaban el 28,45, en enero esos mismos en la encuesta del CIS eran bastantes menos con los desmemoriados y los que no quieren contestar en total eran un 29,1. Los mismos más o menos. En febrero y marzo la suma sube más del 36% por los que dicen no haber votado o no recuerdan. Primer ingrediente para la cocina: la abstención va a aumentar acercándose a esa cifra. El recuerdo y el deseo se confunden.

El PP obtuvo un 28,7% de los votos válidos el 20-D pero sólo se acuerdan haberlo votado un 21,4 y esa proporción va bajando, décimas, pero la tendencia es clara. Hay una parte que es el voto oculto, la persona que no quiere reconocer a quién votó, pero otros son los votos que escapan. Y en mi opinión van a Ciudadanos, en las generales obtuvo un 13,9, en enero recordaban haberlo votado el 10%, y ya van por el 12% de los que tienen decidido votar.

Podemos obtuvo el 12,7% de votos, y en enero casi todos sus votantes confesaban haberlo votado; hoy ese porcentaje está en el 9,4, son tres puntos menos desde enero, la tendencia es clara. Y lo mismo les sucede, con una tendencia más suave, a sus aliados: En Comú Podem, Compromís, En Marea. Esos votos inconfesados van, o quizá vuelven, al PSOE que en enero recordaban haberlo votado el 18,8 -frente al 22,01% de votos válidos que obtuvo- en marzo, dos meses después son el 20,7, dos puntos más los que han recordado haberlo votado. IU (Unidad Popular) en enero recordaban haberle votado (4%) más de los que en realidad lo hicieron (3,67%), desde entonces ha descendido levemente.

Entre los nacionalistas, los votantes del PNV que reconocen haberlo votado se mantiene desde enero, y muy próximo a los resultados reales. La mitad de los que recordaban haber votado a EH- Bildu se han olvidado. Entre los catalanistas el recuerdo de voto aumenta entre los de Esquerra mientras pierden memoria los Convergentes (Democracia i Llibertat). En ambas comunidades es previsible un trasvase de votos hacia el PNV y hacia Esquerra.

El sondeo actual tiene otro de los principales ingredientes como son la autoubicación ideológica, la media está unas décimas más a la izquierda. No es una tendencia clara y los bloques izquierda-derecha se mantienen como en diciembre. «Los problemas principales que existen en España» son el paro (77,1%), la corrupción (44,2), la situación económica (25,6), y la falta de gobierno lo consideran importante el 3,1%, no es mucho pero es el doble que el mes anterior.

Falta la pregunta sobre intención directa de voto para poder mezclar y guisar los ingredientes, pero se puede prever el aumento de la abstención. Una distribución similar de votos entre las candidaturas de izquierda y derecha, pero trasvases dentro de la izquierda, hacia el PSOE, e incluso a IU; y dentro de la derecha, hacia Ciudadanos. Entre los nacionalistas suben el PNV y Esquerra Republicana a costa de EH-Bildu y Convergencia.